Vlad Circus: Curse of Asmodeus

Vlad Circus. Curse of Asmodeus: De vuelta a la locura

Quién nos iba a decir que cuando tuvimos la ocasión de descubrir Vlad Circus: Descend into Madness (bajo estas líneas tenéis un gameplay del juego) que poco menos de un año después estaríamos viviendo otra aventura de terror ambientada en el mismo mundo: Vlad Circus: Curse of Asmodeus. Pero no se trata de ninguna secuela al uso -si habéis jugado a la historia original sabréis que el destino de Oliver Mills hacía difícil esta posibilidad-, sino de una aventura que es, al mismo tiempo, precuela y secuela de Descend into Madness y que está protagonizada por Josef Pretescu, hermano de Vlad, propietario del circo que da título a la propuesta.

 

 

Ese carácter de precuela/secuela se traslada a la propia propuesta jugable, que intercala momentos en el presente del personaje con unos flashbacks situados apenas tres días atrás, antes de que la tragedia se cierna sobre él y se muestre tal como lo conocemos según iniciamos la partida. El salto de un marco temporal a otro se hace a través de unos espejos repartidos por el siniestro hospital en el que despertamos. Al interactuar con ellos Josef ve su reflejo y es «obligado» a enfrentarse a sus recuerdos. Es así como vamos uniendo las piezas de un relato que cambia sutilmente el enfoque del juego.

 

Descend into Madness estaba más enfocado a la experiencia survival horror, con combates y un medidor de estrés que afectaba al desdichado Oliver. Aquí, sin embargo, no tenemos nada de eso. Curse of Asmodeus es, en la práctica, una aventura gráfica centrada en la narrativa y la resolución de puzles. En general son todos bastante lógicos, aunque es cierto que en algún que otro punto los hay que no son del todo intuitivos. Nada que llegue a frustrar, pero sí que nos obliga a dar alguna vuelta más de la necesaria. Esto nos lleva a una propuesta algo más corta que la original, pero que dependiendo de nuestra pericia resolviendo los acertijos, nos puede llevar en torno a las cuatro horas.

 

Vlad Circus: Curse of Asmodeus

 

A nivel visual y artístico la propuesta es continuista. Si os gustó el trabajo de Indiesruption en la primera parte, aquí volveréis a disfrutar de su buen hacer con el pixel-art, así como de su ambiente sonoro, sutil pero muy inmersivo. El único problema destacable que nos hemos enontrado es que en Nintendo Switch, como suele suceder con muchos títulos, en el modo portátil las letras se ven terriblemente pequeñas, lo que dificulta la lectura. Así que por muy bien que luzca el pixel art mientras estamos tirados en la cama o en el tren camino del trabajo, nuestra recomendación es jugarlo en la comodidad del sofá en modo dock.

 

Sea como fuere, una verdad es absoluta. Tal como está concebida la historia de Vlad Circus: Curse of Asmodeus, según acabéis el juego querréis volver a Descend into Madness. Vistas en conjunto, ambas obras se retroalimentan de manera muy orgánica y funcionan como un todo muy sugerente. Sin duda, una de las apuestas narrativas independientes más interesantes de este 2025 que entra en su recta final.

 

Analizada la versión de Nintendo Switch

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