Cotrarreloj (Stolen)

Contrarreloj: Los Mercenarios de Cage

Una y otra vez voy a ver a Nicolas Cage y el caso es que mis expectativas son tan bajas que hay ocasiones, como esta, en las que salgo del cine sorprendido del buen rato que he pasado. Ya me ocurrió a principios de 2012 con la secuela del Motorista Fantasma y el hecho de tener al director de Los Mercenarios 2 al frente de esta chorrada debería haberme dado pistas de lo que iba a encontrar: muy poco guión (David Guggenheim no se ha exprimido los sesos en su segundo trabajo tras El Invitado), mucha acción, chascarrillos y homenajes por doquier.

 

Nicolas Cage y Malin Akerman en Contrarreloj

 

Cage vuelve a quedarse en Nueva Orleans (como ya ocurriera en El Pacto) para la totalidad de la acción y uno no termina de comprender qué le verá este señor a una ciudad que, dicho sea de paso, no le está reportando ni un solo buen papel. Porque no nos podemos engañar, Contrarreloj puede tenernos muy entretenidos durante hora y media, pero es mala con avaricia y en los agujeros de su guión se podrían construir aeropuertos.

 

Da la impresión de que Simon West (con el que el actor ya coincidió en Con-Air) y Guggenheim idearon al principio un filme mucho más serio pero que cuando vieron que se les iba de las manos, decidieron mandarlo todo al garete y apuntarse a la locura. Lo notamos en la banda sonora de Mark Isham (The Mechanic, Cuando te Encuentre), tan fuera de lugar que resulta hasta divertida, y en un desenlace en el que la locura es el ingrediente principal.

 

Incluso el maquillaje parece algo de broma. Entre la secuencia inicial y el resto del filme pasan ocho años, pero ninguno de nuestros protagonistas acusa lo más mínimo su edad. Bueno, miento, Danny Huston (21 Gramos, Ira de Titanes) se pone sombrero.

 

Malin Akerman en Contrarreloj

 

Si echamos un vistazo a los actores nos encontramos con Nicolas Cage haciendo de Nicolas Cage en una película muy de Nicolas Cage. ¿Qué os voy a contar que no sepáis ya? Cage es como es y quien va a verle al cine suele saber a lo que se enfrenta. West le ha construido su propia versión de Los Mercenarios porque él no es un tipo duro, sino un tipo normal que se hace el duro. Frente al protagonista tenemos a un Josh Lucas completamente desquiciado a cuyo personaje sólo parece mover el «ahora». Si la película hubiera sido fiel a cómo nos presenta al ex-amigo de nuestro protagonista nos habríamos reído mucho menos.

 

Acompañan a estos dos enemigos la guapísima e inexplotada Malin Akerman, Sami Gayle, para la cual el papel consiste en poner cara de susto, y, como ya he indicado antes, Danny Huston, que se va ridiculizando más y más conforme avanza la trama.

 

En fin, Contrarreloj no es un peliculón, pero ayuda a pasar el rato y, para qué negarlo, no es ni la mitad de mala que las últimas bizarradas que ha protagonizado el hijo de August Coppola.

 

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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