Depredador. Ruega a los cielos: This is not the jungle

Depredador: Ruega a los Cielos
John Arcudi trajo de vuelta en 2009 a estos cazadores extraterrestres para goce y disfrute de sus fans acérrimos.

Depredador: Ruega a los Cielos

«Estad listos para cualquier cosa«

En 1987 yo era muy pequeño como para que mis padres me dejaran ver Depredador (a duras penas logré algún tiempo después que me dejaran ver Bola de Dragón) y me tuve que esperar bastante tiempo para poder verla y aún más para poder disfrutarla en una sala de cine (¡gracias Phenomena!). Sin embargo, en cuanto tuve ocasión disfruté como un enano de Schwarzenegger y su comando contra la fría eficiencia de un depredador invisible en medio de la selva. Es por eso que cuando me enteré de que Aleta iba a traer a España Ruega a los Cielos, el cómic con el que Dark Horse celebró en 2009 los veinte años de Depredador en el formato impreso, sentí un repentino interés por ver qué se podía contar de nuevo sobre esta raza de cazadores.

A los mandos de la nave nos encontramos con John Arcudi, un tipo que se ha ganado bastante respeto por mi parte recientemente con la historia autoconclusiva que le ha editado Planeta bajo el título de Grima, y en el dibujo nos topamos con Javier Saltares, que venía de dibujar al Motorista Fantasma y al que también hemos visto en Batman y Lobezno (entre otras). En principio una pareja prometedora a la hora de volver a desencadenar sobre la Tierra el castigo de los cielos que suponen estos terroríficos alienígenas. Pero por desgracia, pronto nos encontramos con los inconvenientes.

«No es fácil adivinar por qué lado caga. ¿Verdad?«

Y es que la historia que plantea Arcudi en estos cuatro números más uno (el del Día del Cómic Gratis de 2009) no termina nunca de despegar. Más bien parece un viaje sin paradas de camino al infierno, una larga parábola pesimista que nos invita a abandonar toda esperanza y que tan pronto convierte a los Predators en semidioses intocables como los deja a merced de unos pocos humanos mal armados (para ser los más mortíferos cazadores de la galaxia son bastante poco eficientes) pese a que, al contrario que en el filme de 1987, en esta ocasión prescindan del uno contra uno para limitarse a ‘putear’ a los humanos, negarles cualquier clase de ventaja o posibilidad y, sin embargo, pisar el freno cuando toca acabar con sus presas.

Depredador: Ruega a los Cielos

En el lado de los humanos destaca el protagonista, Thorpe. Un tipo duro y carismático al más puro estilo ‘Chuache‘, pero que no brilla con toda la luz que debería. La historia, que se traslada ahora de la jungla centroamericana a las desiertas calles de una ciudad africana asolada por la guerra civil, habría mejorado enteros de haberla convertido en un relato de supervivencia en solitario con Thorpe escondiéndose en las sombras de los callejones polvorientos a la espera de poder asestar un golpe mortal en el corazón del campamento de los invasores extraterrestres. En lugar de ello Arcudi se sumerge en una aventura en la que queda muy claro desde el principio que los humanos sobran por completo. Mala cosa si uno de ellos es el personaje principal, ¿no?

«Ni Godzilla aguantaría lo que tenemos reservado para tus chicos malos«

Dicho todo esto, Depredador: Ruega a los Cielos puede verse como una entretenida vuelta a los alienígenas con «rastas» que puede enganchar a los más fanáticos y que en su día allanó el camino para Predators, el cómic de 2010 que sirvió de precuela de idéntico nombre y que dirigió en su día Nimród Antal (Metallica: Through the Never). Además, ahora que 20th Century Fox nos anuncia que habrá reboot de la saga y que Shane Black (Arma Letal, Iron Man 3) será el encargado de llevarlo a buen puerto, conviene refrescar un poco la memoria y rescatar a los Aliens, los Predators y a ese universo de ciencia ficción tan rico que nos dejaron a finales de los ochenta y a lo largo de los 90.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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