Analizamos el segundo y último volumen de una de las apuestas más interesantes del cómic de superhéroes que nos trae Aleta.
Escrita por Joe Keatinge y dibujada por Ross Campbell, esta nueva etapa de Glory finaliza con este segundo volumen editado por Aleta Ediciones. Su prometedor comienzo (analizado y valorado de forma positiva por multitud de medios especializados) se traduce finalmente en una obra trepidante, llevan de acción y fantasía a la que le sobran virtudes y a la que el tiempo pondrá en un lugar destacado dentro de la biblioteca de muchos lectores.
Uno de los grandes alicientes de la serie son sus personajes, tanto por el valor reivindicativo que acompaña a la protagonista, como a lo bien definidos que están todos ellos. Determinante para el carácter feminista de Glory es el trabajo de Campbell. Alejado del patrón del cómic mainstream que busca la definición de belleza que tenemos en nuestro imaginario y apostando por un estilo menos atractivo, pero mucho más personal, se potencia esa imagen de mujer fuerte de Glory. Lamentablemente es así. No cuesta nada concebir personajes masculinos carismáticos cuyo físico no siga las modas o esté sexualidado: pongamos como ejemplo a los mutantes Lobezno o Bestia, o Lobo, por citar alguno de DC Comics. O en el medio audiovisual con el deslgadísimo Rust Cohle (True Detective) o el mítico Tony Soprano. ¿Pero quién puede citar alguna heroína que no cumpla los cánones de belleza establecidos?. Las renovadas cabeceras de X-Men o Wonder Woman son el ejemplo perfecto. Féminas interesantes y muy capaces que no pueden huir de la fuerza del deseo erótico. Con un público y un sector, aún hoy, mayoritariamente masculino, se entiende esa sexualización, aunque no es el ideal. Y personajes y cómics como Glory son elogiables excepciones cuando tendrían que ser la regla a seguir. Por ello, sin resultar novedoso en términos estrictos dentro del marco del cómic de acción y superhéroes, si plantea una pequeña revolución desde el punto de vista de la estética de roles. Por desgracia pocos o ninguno harán caso de la chispa que surge en este cómic.
La narración, caracterizada por su tono épico y una violencia explícita que no rehuye las viñetas más salvajes. Tiene en su estructura uno (otro de los grandes atractivos de la obra. La historia de Glory y la guerra en la que se ha visto abocada a participar está impregnada de inteligentes saltos temporales (ilustrados por hasta siete dibujantes que enriquecen la obra como concepto) que ayudan a desarrollar a los personajes implicados en la trama así como ofreciendo información que ayude a desenmarañar esta conduciéndonos de forma muy natural y fluida a su estupendo desenlace, aunque hay que reconocer alguna vuelta de tuerca un tanto forzada que puede empañar el resultado final. Keatinge ha construido un relato de esos que tanto nos gusta denominar como adictivos, no te deja abandonar la lectura hasta el final y sabe mantener su propia personalidad.
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