El camino de vuelta

El camino de vuelta: La comedia indie no pasa de moda

Es sorprendente que un protagonista tan soso como Liam James sea capaz de sostener una película, pero así es. Aunque le ayuda, y mucho, estar rodeado por un plantel de secundarios de la talla de Toni Collette, Sam Rockwell o Maya Rudolph y carácter de fábula que la historia, que nos sumerge con gran facilidad en la película.

 

El camino de vuelta tiene mucho en común (por citar un par de referentes recientes) con Las ventajas de ser un marginado (Stephen Chbosky, 2012) y con Adventureland (Greg Mottola, 2009). La acción está acotada a un periodo de tiempo determinado (en este caso, casi un verano entero), transcurre en un entorno en el que el protagonista no se siente seguro y/o cómodo y empieza un camino de maduración y crecimiento personal gracias a las nuevas relaciones que va haciendo. No faltan, por supuesto, los primeros amores y las primeras decisiones vitales. En el caso de Adventureland, también se establece un símil entre el parque de atracciones de aquella y el parque acuático de esta (también, en menor medida, con el local en el que los amigos de Charlie representan The Rocky Horror Show), lugares en los que nuestro protagonista adquiere esa confianza en sí mismo que tanto le hace falta y en donde encuentra a un grupo de personas (a cada cual más peculiar) a las que considera una familia.

 

El camino de vuelta

 

Nat Faxon y Jim Rash (los artífices del estupendo guión de Los Descendientes [Alexander Payne, 2011]) escriben y dirigen (además de guardarse un par de pequeños papeles) esta enternecedora historia muy en la línea de las comedias indie de corte dramático que tanto encandilan a público y crítica como pueden ser Juno (Jason Reitman, 2007) o Submarine (Richard Ayoade, 2010). Films que nos invita a ver las cosas de forma positiva a pesar de las adversidades y que mantienen un mensaje con un puntito esperanzador (y un tanto conservador) de valorar quienes somos, y aunque nos encontremos con grandes obstáculos, si somos honestos y fieles a nosotros mismos, saldremos victoriosos.

 

El camino de vuelta es fiel a estos principios, así que la sonrisa tras el visionado está garantizada. El film destaca también por dos de sus personajes: Trent (Steve Carell) y Owen (Sam Rockwell), que son quienes determinan la evolución de Duncan a lo largo de toda la trama. El primero porque supone un un interesante movimiento de Carell, a quien tenemos encasillado como rostro cómico. A la espera de lo que pueda ofrecer en Foxcatcher (donde hace de asesino), su trabajo en esta película deja entrever un amplio espectro de matices que debería explotar más. Rockwell en cambio muestra su faceta más extravagante y alocada. El desparpajo de su personaje insufla vida a la película cada vez que aparece.

 

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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