Earwig y la bruja

Earwig y la bruja: Ghibli hueco

Tras algunos años de silencio, Studio Ghibli inicia una nueva etapa interesada en mantener vivo el legado del maestro Miyazaki, pero explorando nuevos caminos. O al menos eso es lo que se desprendede Earwig y la bruja, primer largometraje de la compañía (si obviamos la coproducción La tortuja roja [2016]) desde El recuerdo de Marnie (2014) y primer proyecto en el que coquetean con la animación en 3D y estrenado en la televisión nipona sin pasar por salas.

 

Earwig y la bruja

 

Una pequeña revolución que tiene en Gorō Miyazaki a su máximo responsable. El hijo de Hayao (quien participó en el desarrollo del guion) dirige esta adaptación de la novela homónima de la británica Diana Wynne Jones con más intenciones que aciertos. Como reto artístico para el propio estudio, Earwig y la bruja es un estimable experimento. Studio Ghibli ha intentado salir de su zona de confort tanto a nivel visual (guste más o menos), como empresarial (apostando por diferentes vías de distribución), pero como relato no termina de cuajar.

 

La sombra de Hayao Miyazaki es demasiado alargada y Earwig y la bruja peca de ser excesivamente continuista en cuanto a tonos y estructura; no intenta aportar nada nuevo o diferente, pero tampoco mira más allá de la etiqueta «una película Ghibli». ¿El resultado? Una propuesta genérica, falta de carisma. La película es muy bienintencionada, a través de un relato muy sencillo, en el que apenas hay conflictos destacables o una evolución marcada en la protagonista), busca enfatizar mensajes positivos como el valor del esfuerzo o las bondades de la familia, pero no es interesante.

 

Earwig y la bruja

 

El principal problema a este respecto es que la cinta confunde el foco en todo momento. Genera unas expectativas que luego es incapaz de cumplir y las dos tramas principales, en lugar de complementarse, se torpedean entre sí. Earwig y la bruja arranca con una persecución y un misterio en torno al porqué de esta. Y ahí queda, sin respuesta. Superado este prólogo conocemos a Earwig y vamos con ella de la mano viendo como se adapta a la familia que la ha adoptado. Entre medias se nos narra -mediante flashbacks- el pasado de sus nuevos padres y de dónde viene el nombre de Earwig. La película acaba de tal forma que da la sensación de que la historia de verdad no se nos ha contado.

 

Earwig y la bruja es una película hueca, propone varios posibles caminos, pero no se atreve a tomar ninguno, quedándose en medio de nada. Presenta un misterio y a los principales personajes involucrados en el mismo y se queda a las puertas del desarrollo del mismo. Casi parece el capítulo piloto de una serie. En tal caso sí se entendería que la propuesta nos dejé así, con la miel en los labios.

 

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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