La primera versión que salió de Japón, para verse en Estados Unidos, fue cortada y capada aludiendo falta de ritmo, y renombrada como Guerreros del viento. Además los dobladores no sabían nada del argumento cuando hicieron su trabajo. La segunda distribución no se realizó hasta hace unos pocos años y llegó de nuevo a América y a Europa, y este año por fin llega a España.
La historia versa sobre el conflicto entre tres reinos en un mundo con una virtual estabilidad. 1.000 años después de la gran guerra, Naussicaä, es la princesa del Valle del viento, un pequeño reino fronterizo que se ve implicado en la lucha de poder entre los países de Pejite y Tolmekia. El mundo está contaminado y rodeado de bosques que desprenden gases tóxicos, lo que hace al ser humano incapaz de sobrevivir en ellos. La princesa intenta descubrir las causas de estos bosques, dónde viven miles de insectos. El pequeño equilibrio que había en el Valle del viento es roto por la naves de Tolmekia, que traen consigo una criatura ancestral muy poderosa, eje central de la lucha entre las dos potencias.
Su mensaje de ecologismo llega hasta límites insospechados en este relato, culpando enteramente al ser humano de las desgracias que el planeta puede tener. El planeta se defiende cómo un ser vivo más. El dar al planeta un aspecto más biológico es algo que está muy presente en el ideario japonés, pudiendo verse también, por ejemplo, en el considerado mejor videojuego de la historia, Final Fantasy VII. Muy cerca de las tesis de Gaia.
Para los no acostumbrados a este director o al cine oriental en general, o japonés en particular, la película se puede hacer un poco larga. Miyazaki bebe del ritmo fílmico de los clásicos nipones. Quien haya visto cine japonés habrá comprobado lo sosegado y pausado de su trama. Es una característica del cine oriental, que se introduce en esta historia. No quiere decir que sea algo negativo. En Naussicaä hay una historia larga que contar, y Miyazaki lo hace de forma espléndida, para así poder expresar todo lo que el desea, teniendo en cuenta que hay un tiempo limitado; no es un libro.
El estilo del trazo del autor, seña de identidad, se encuentra ya presente en esta su primera película. Si bien es cierto que pueden diferenciarse varios elementos desde entonces hasta sus últimas producciones. Por ejemplo, en Naussicaä los colores con los que está construido el universo fantástico son mas neutros, sin luminosidad, tal vez debido al deterioro de las copias. Podemos ver diferencias en la colorimetría entre Naussicaä y El viaje de Chihiro, por ejemplo, siendo esta última mucho más rica y variada.
Sorprendente es, por el momento en el que nos llega, la banda sonora, muy arraigada en la época en la que se creó, los años ochenta. Joe Hisaishi, fue el encargado de la realización y composición de la música. Colaborador de Takeshi Kitano y compositor de varias obras del Estudio Ghibli y en otras como Despedidas (Departures), ganadora del Oscar a la mejor película extranjera en 2009. La de Naussicaä está constituida por melodías electrónicas que nos pueden resultar inusuales escucharlas entretejidas con estos dibujos. Aun así, no deja de ser uno de los aspectos más destacables.
Este film, no es la mejor película de Hayao Miyazaki. Me pesa mucho su falta de ritmo. Esta claro que los amantes del anime se congratularán de verla, y los más clásicos quizás no sepan valorar las nuevas formas de arte. Y me refiero a arte con mayúsculas, no a pseudo creaciones que sólo abogan por la originalidad y no por lo que el arte ha luchado siempre, por la belleza. Estas semi-obras se suelen dar fuera del cine (menos mal). Hay que recuperar los valores y las concepciones correctas. Uno de los males de este mundo contaminado es eso, la falta de capacidad para diferenciar las cosas. Todo se entrelaza y se confunde. Naussicaä no se confunde, es bella en todos sus aspectos.
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