Cójanse unas cuantas comedias románticas de vidas cruzadas al estilo de Love Actually o Manuale d’amore, mézclese el resultado con algunas frescas reflexiones sobre el amor salidas de la cabeza de Emmanuel Mouret. Cocer la masa resultante y añadirle unas gotas del estilo de Woody Allen. Tendrá usted una comedia ligera en apenas 85 minutos, verá qué buen gusto se queda en su paladar.
¿Qué es el amor? ¿Qué se le puede pedir? ¿Puede haber amor tras el desengaño o pese él? Mouret se hizo estas preguntas y otras muchas hace unos años y de sus reflexiones y sus notas ha salido esta divertidísima comedia romántica que se desarrolla a base de sketches con un variopinto grupo de protagonistas que van desde la pareja joven y supuestamente abierta formada por William y Vanessa (Gaspard Ulliel y Élodie Navarre) hasta la estable y ya entrada en años que forman Paul y Emmanuelle (Philippe Magnan y Ariane Ascaride).
El Arte de Amar sería una película más de no ser por su estupendo guión. Mouret ha tenido el acierto de escribir unos diálogos nada melosos y bastante entretenidos (aunque ciertas reflexiones profundas los privan de naturalidad) y de limitar el metraje a unos ligeros 85 minutos que se nos pasan volando. El Arte de Amar, más que a la introspección, invita al entretenimiento, a que soltemos más de una carcajada al ver las ridiculeces que llegamos a hacer por amor… y lo tiernas que resultan cuando el final merece la pena.
El director hace referencia constante a la música que suena en nuestro interior cuando nos enamoramos y, para ilustrar este aspecto, huye de temas actuales y recurre a Brahms, Mozart y una extensa lista de compositores clásicos en lo que es un movimiento inesperado pero muy inteligente, especialmente cuando se le ocurre contarnos cómo esta música a veces inspira a los artistas en una escena un tanto dramática, pero memorable.
Los actores, por su parte, cumplen con creces con sus papeles y cuentan con el apoyo de un narrador (con la voz de Philippe Torreton) que, desde su omnisciencia, nos ilumina sobre el alma de cada uno de ellos y ellas. Quizás lo más importante en una comedia romántica es que exista química en la pareja protagonista, aquí ese problema se multiplica por seis. Sin embargo el casting ha funcionado a las mil maravillas. Sobre todo con la «pareja» formada por François Cluzet y Frédérique Bel, el protagonista de Intocable consigue, con un extenso catálogo de expresiones, que nos apiademos de él a la vez que Bel nos hace reír y nos desespera a partes iguales. Laurent Stocker (Boris) repite prácticamente el mismo papel en el que le vimos en el pasado con Cena de Amigos, pero esta vez gana enteros por lo bien que se desenvuelve al lado de Amèlie (Judith Godrèche) e Isabelle (Julie Depardieu).
En definitiva, El Arte de Amar se hace incluso más corta de lo que es gracias a lo bien que aprovecha cada segundo de su metraje. Divierte y enternece, justo lo que se esperaba de ella, pero sin hacer que necesitemos insulina al salir de la sala. Así da gusto ver amor en el cine.
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