El padre

El padre: Tras la pista de sus hijas

Tahar Rahim parece acaparar estrenos en su país de diversa índole. Tras hacer títulos tan dispares como El pasado, Samba o la próxima Los anarquistas, estrena en España la obra épica El padre de la mano de Fatih Akin. El director alemán rinde homenaje al genocidio armenio. En 1915, las autoridades turcas toman el control sobre el pueblo armenio. Una noche atrapan a todos los hombres de una aldea del imperio Otomano Mardin, y entre ellos está Nazaret, un herrero padre de dos hijas. Akin enseñará las desgracias que va superando este hombre pasando por el horror del genocidio, o cruzar medio mundo para buscar a sus pequeñas al descubrir que siguen vivas.

 

Tamar Rahim en una escena de "El padre"

 

Akin, de ascendencia turca, enseña la silenciada masacre llevada a cabo por Turquía en la Primera Guerra Mundial al pueblo armenio. Para hacer tal denuncia, pone en marcha el motor de la esperanza y se inmiscuye en dar lo máximo en este épico relato. Pero la grandeza de la historia empequeñece con un guion demasiado vacuo. Es cierto que las penalidades por las que pasa Nazaret son duras, pero tanta simpleza en la historia hace vislumbrar el final casi desde que arranca la película. La tensión y el dolor de Nazaret por encontrar a sus hijas se sienten escasos.

 

Bien se apoya el discurso –empeñado, insistimos, en demostrar todo lo acontecido– más en el entorno. El personaje va por el desierto turco hasta La Habana, a Dakota del Norte. De ahí que la producción se explaye en poner medios en la fotografía y la caracterización. El tránsito de paisajes como toda odisea que merezca está ahí. Pero también se quedan cortos, a pesar de sus más de dos horas.

 

Escena de "El padre"

Rahim hace un trabajo solvente convertido en este padre coraje, incluso supera la caracterización que no tapa que el actor tiene 33 años. Sin embargo, se contagia del mismo mal que padece la cinta: su personaje es potente, pero tal como queda la historia de simplificada, también le afecta a su interpretación. Lejos queda el trabajo del actor en Un profeta.

 

Buenas intenciones a Akin por tanto no le falta. Como proyecto instructivo está bien, y como homenaje al cine también por incluir El chico de Charles Chaplin. Incluso el mensaje de que hasta en tiempos de guerra hay gente buena queda claro; y la cercanía entre culturas y muestra de problemas sociales (ahora con una mirada de época). El horror se palpa, pero el cineasta se ha dejado la sutileza y por eso no llega al espectador. El desgarro que evocaba Contra la pared aquí se evade al optar una trama más genérica. Bienintencionado ha sido en aleccionar y no hacer olvidar, pero Fatih se ha alejado de hacer vibrar.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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