Más allá de las expediciones exóticas vendidos en paquetes turísticos, de las expediciones de Miguel de la Quadra- Salcedo, hay otra ruta dentro del Amazonas y que se hace a escondidas. Y como no podía ser de otra manera dentro del río más caudaloso del mundo, también aquí se nota el grosor de tal trasiego: Aquí se produce el 20% de la cocaína mundial. Y ahí es donde David Beriain arranca este camino clandestino y va en busca de la materia prima del negocio que más dinero mueve en el mundo.
Negocio potente y que incluso en la sombra tiene explotados, no sólo magnates. También aquí hay ricos y pobres. Como en cualquier cultivo, hay explotados y aventajados. Aquí se muestra a los primeros, y no son pocos, porque la «industria» mantiene a familias completas: recolectores, sicarios, etc. También los paralelismos entre las fuerzas de seguridad que intentan erradicar el negocio, y los jornaleros que como bien expresa Beriain, «apenas reciben las migajas”. El trabajo en el medio rural es duro, da igual la materia prima que se cultive.
Tratándose de este argumento la fuerza del documental radica en lo que cuenta, pero no en la forma en este caso. Se asemeja a un reportaje para un programa de actualidad en prime time en la pequeña pantalla. En primera persona, narrando y presentando a los protagonistas, con nombres y apellidos –algunos lógicamente fuera de cámara.
Al describirlo, el autor peca de detalle: no es necesaria tanta música, el suspense ya viene de por sí intrínseco. Igual que la entrevista a doble cámara: así el testimonio pierde la pujanza y el morbo que posee. Igual que las explicaciones a cámara, muy al estilo televisivo. No es negativo, pero queda más en la línea narrativa de Jon Sistiaga que la de Michael Moore.
Hace bien en no caer en el sensacionalismo extremo (aunque en ocasiones parezca que se vaya a sumergir por completo), y buenas intenciones no le faltan, pero carece de garra de documental potente. Más allá de las formas que haya escogido, Beriain ha demostrado valentía y mérito por enseñar y lo que es más importante, desmontar el mito del narcotráfico, más allá de la imagen que Hollywood nos ha vendido.
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