La Por (El Miedo)

La Por (El Miedo): Alegato contra la violencia de género

 

Jordi Cádena nos presenta su nueva película, grabada íntegramente en catalán y basada en la novela M de Lolita Bosch, que fue presentada en la pasada Seminci de Valladolid provocando reacciones muy diversas. Su anterior trabajo, Elisa K, codirigido junto a Judith Colell, participó en más de quince festivales y le hizo alzarse con numerosos premios y nominaciones. La Por es un alegato contra la violencia de género pero visto desde una nueva óptica, desde la perspectiva de Manuel (Igor Szpakowski), el hijo de la pareja que con tan solo quince años ya va tomando consciencia de la gravedad y peligrosidad de la situación a la que se enfrenta su madre. Su carácter retraído y solitario le lleva a desarrollar sus relaciones personales con dificultad, y a tener que lidiar con la violencia que empieza a mostrar su hermana de siete años, quien aplica en la escuela lo que encuentra tras las paredes de su propia casa. La historia nos muestra veinte horas de esta familia, como el miedo impregna sus existencias y les impide vivir sus vidas con normalidad. Completan el reparto los actores Roser Camí, Ramón Madaula y Alícia Falcó.

 

La principal sorpresa es la gran actuación del joven actor, Igor Szpakowski, que a pesar de sus cortos dieciséis años de edad sabe plasmar impecablemente los temores e inquietudes del protagonista, aportando veracidad y realismo a la historia. También la capacidad del director para crear un ambiente de desasosiego y turbación es espectacular, en cada escena se nos prepara mentalmente para el acontecimiento que sabemos que acontecerá. El miedo es palpable en la sucesión de fotogramas, la presencia del marido se siente a cada instante a pesar de que no se encuentre allí, todo ello es acrecentado por el buen uso de la iluminación, los silencios y la fotografía, que nos transmiten a cada momento esa sensación de tragedia y drama, consiguiendo mantener al espectador angustiado y temeroso. La frialdad y crudeza con la que es tratada la historia hace que nos impacte más la evolución de los acontecimientos y nos haga tomar conciencia de la posición de espectadores pasivos que hemos ido adquiriendo frente a los casos de violencia doméstica que nos muestran los medios de comunicación.

 

La Por (El Miedo)

 

Es inevitable que me venga a la cabeza la magnífica película española sobre la violencia de género, Te doy mis ojos, de Icíar Bollaín, cuyo gran punto fuerte era ahondar e intentar comprender la psicología de los protagonistas, concebir al maltratador como una persona, resaltando su humanidad y mostrándonos sus problemas y trastornos que, aunque en ningún caso justificables, hacia que pudiéramos llegar a entender el porqué de la situación e incluso el germen que sus actuaciones, es decir, conseguía profundizar en un tema de enorme complejidad. Sin embargo el principal defecto de El miedo es que carece justamente de eso. Trata de mostrarnos una historia tan universal con unos personajes que funcionan bajo unos roles muy determinados que hace que no podamos llegar a comprender sus pensamientos o comportamientos. El maltratador es caracterizado como un hombre sin corazón que tiene a toda la familia atemorizada e intimidada, es decir, un monstruo en cuyo seno no se concibe la bondad o la compasión, y su mujer vive atormentada y aterrorizada esperando el momento en que el sufrimiento y el dolor terminen, pero siendo incapaz de reaccionar o pedir auxilio porque el miedo la paraliza a cada instante.

 

A pesar de la breve duración de la cinta, con sus escasos 72 minutos, consigue que la brutalidad de las imágenes se nos queden grabadas en la retina, que nos impacten y conmocionen y, en última instancia, que nos hagan pensar sobre un tema que, desgraciadamente, sigue siendo de actualidad y llena los titulares de nuestros periódicos. Pero el problema es se queda en la superficie del asunto, es demasiado precavido y cauteloso con un tema que, no vamos a negar, es muy difícil de abordar. Por ello nos sentimos como si hubiéramos acudido a la proyección de un reportaje o noticiario sobre uno de los múltiples casos de violencia doméstica que se suceden en España, más que a ver una película sobre esa temática. Nos impresiona y afecta igualmente, pero no nos aporta nada nuevo, ningún conocimiento que no poseyéramos de antemano. No existe un análisis que nos permita acercarnos a comprender más este tipo de sucesos; simplemente se nos exponen unos hechos determinados y se deja a los espectadores reflexionar sobre ellos. Ese método puede ser eficaz a la hora de concienciar a las masas, de hacerles ver que la violencia se encuentra tan introducida en la sociedad que muchas veces la pasamos por alto, pero no estoy tan convencida de su validez como película o de la capacidad del público para recordarla y evocarla tras su visionado. Aunque quizás su objetivo fuera sencillamente ese, ya que en palabras del propio director: «es una película más de preguntas que de respuestas«.

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