Nos vestimos con la elástica albiceleste para disfrutar de este tributo a Diego Armando Maradona.

Todo comienza un 22 de junio de 1986. Paolo Castaldi solo necesita una viñeta para ponernos frente a uno de los momentos más icónicos y recordados de la historia del fútbol y del deporte. Ocho imágenes para rememorar uno de los goles más grandes de los mundiales, ocho imágenes para enamorarse del genio y caer rendidos ante el sentido homenaje de Paolo Castaldi a Diego Armando Maradona.

Futboleros o no, todos conocemos o hemos oído hablar de Maradona. Y no hace falta más para entrar en el libro. Lejos de quedarse en la faceta futbolística, el autor hace un retrato del mito yendo adelante y hacia atrás en el tiempo pero guardando dos etapas clave como centro de la historia, su paso por el Nápoles italiano y el partido ante Inglaterra en el Mundial de México ’86.

Se le podría achacar que pase muy de puntillas sobre los problemas con las drogas del astro (lo solventa con un «Que hasta los reyes a veces tropiezan»), pero desde las primeras páginas Castaldi deja bien claro que su intención no es otra que la de idolatrar a una figura que cambió la vida de los napolitanos para siempre. Este es un trabajo de devoción hacia la figura del ex-jugador argentino. La realidad y la fidelidad a los hechos no importan tanto como la emoción que transmiten sus imágenes.

La mano de Dios tiene un marcado componente onírico que permite al autor ya no solo idealizar al personaje retratado, sino hacer partícipe al lector de esa idealización interactuando directamente con él. Castaldi inicia un íntimo diálogo con el lector, al que invita a sumergirse en la obra y hacer suya la admiración al futbolista. Personajes de toda índole transitan por las páginas del tomo para ofrecer una visión muy amplia del protagonista, definiendo su fuerte carácter, su pasional forma de entender la vida y el fútbol, su carisma y la forma en que marcó a muchas vidas anónimas.

Maradona es tanto centro del relato, su protagonista, como mcguffin para otros personajes. Sus acciones tan pronto le sirven a Castaldi para hablar del «conflicto» entre el norte y el sur de Italia, como retratar la vida napolitana o el poder del fútbol como arma y elemento aglutinador.

Ahora que estamos en periodo de mundial, que Argentina busca desesperadamente en Messi recuperar la fe y que se habla más de los hábitos alimenticios del uruguayo Luis Suárez que de fútbol, nada como La mano de Dios para recuperar la magia del deporte.