Oceania Boulevard: Demonios surrealistas

Oceania Boulevard
El undergroud y el surrealismo nos llegan desde Italia gracias a Marco Galli y su Oceania Boulevard.

Oceania Boulevard

Como medio carente de las limitaciones estructurales y presupuestarias del cine, el cómic se puede permitir desde contar la historia más íntima al divertimento más espectacular y palomitero pasando por los relatos más extraños y arriesgados. Y todo por el mismo coste. Así, el abanico de posibilidades (para el autor y el lector) que permite el mundo de la viñeta se marca como único muro el que dedica nuestra imaginación. Lo que lleva a la concepción de auténticas maravillas como Oceania Boulevard: punzante, cínica, atrevida, salvaje, desconcertante… son muchos los calificativos que le podemos adherir a la última obra (primera en nuestro país) del italiano Marco Galli, autor completo de un libro que deconstruye los cánones pulp a través de una mirada deudora de amantes de lo metafórico y lo surrealista tan dispares como Buñuel, Lynch o Gillian.

Unos ejemplos cinéfilos escogidos con premeditación, pues la novela debe mucho al cine, tanto en su narrativa como en su estructura visual, caracterizada por presentar tan solo dos viñetas por página puestas sobre un fondo negro donde transitan los diálogos, asemejándose (y mucho) a una suerte de storyboard.

El autor nos propone un thriller cuya acción va in crescendo, siguiendo el esquema natural de la novela negra con un detective obligado a solucionar un caso en el que nada es lo que aparenta ser y en el que encuentra más obstáculos y enemigos que aliados al tiempo que va adentrándose en un universo cada vez más extraño y violento. Y es este tono a caballo entre lo onírico y lo alucinógeno lo que provoca el deseo del lector, que olvida la sencillez estructural de la trama para sumergirse de lleno en un mundo en el que resulta imposible no evocar, por ejemplo, el celebérrimo Almuerzo desnudo de Cronenberg (o al propio Burroughs, autor de la novela en que se basa este título de 1991).

Galli apuesta por unos personajes extremos y desfasados, pero tremendamente carismáticos. Están definidos con gran precisión, mostrando un cuadro de caracteres complementarios entre sí y de gran riqueza. Y que exigen al lector, además, estar muy pendiente de todo cuanto acontece, por superfluo o insignificante que pueda parecer. El azar no forma parte del discurso que nos ofrece el artista italiano y todo está muy bien medido y pensado. De ahí que sea interesante realizar, al menos, una segunda lectura para profundizar en el relato. El dibujo caricaturesco, de clara influencia underground y de la imaginería de autores como David Lynch (volvemos a los ambientes oníricos y evocadores), y obsesivo con el detalle, refuerza esa sensación y deseo de dejarse llevar por la obra y entrar de lleno en ella.

Oceania Boulevard

Leyendo con atención y poniendo en su lugar todas esas ideas acerca del descubrimiento de la propia identidad y la lucha contra los demonios internos (o el deseo soterrado de dejarlos salir) o la consciente deshumanización de los personajes, embaucados por su lado más instintivo y animal, así como la feroz crítica al postuleo y la enajenación del concepto del arte que van impregnando la historia dan las suficientes pistas para que el, a priori, chocante desenlace, no lo sea tanto. Con esto quiero decir, que adentrarse en obras como estas puede suponer un atractivo reto para el lector, ya que le exige máxima atención y le proporciona la posibilidad de sacr sus propias conclusiones e interpretaciones.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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