Después de trabajar con algunos de los directores más respetados del panorama actual y habiendo creado una estrecha relación (profesional y personal) con Mel Gibson, el mexicano Adrián Grunberg se ha lanzado con su primer largometraje como director: Vacaciones en el infierno. El film, que también coescribe nos presenta a un Gibson atrapado en una cárcel en la que todo el mundo quiere verle muerto y con el único apoyo de un niño y su madre.

Pregunta: Has trabajado junto a directores como Sam Mendes, Oliver Stone, Tony Scott, González Iñárritu… ¿de qué forma te ha ayudado toda esta experiencia a la hora de enfrentarte a tu primer largo como director?

Respuesta: Para empezar, me ha dado la seguridad de saber cómo se trabaja en un set, su funcionamiento, y su psicología. También quiero pensar, o por lo menos me gustaría creer, que algo se me ha quedado de todos ellos en términos artísticos. No te podría decir exactamente qué, pero seguro que algo se me ha pegado.

P: Si Mel Gibson no te hubiera ofrecido esta película, ¿qué tipo de film querrías haber hecho como ópera prima? ¿Cuáles son tus intereses como cineasta?

R: Mel me ofreció dirigir esta película en parte por una larga relación laboral que ya teníamos, pero estoy seguro, conociéndolo, y compartiendo afinidades, sentido del humor, ideas… que el pensó que me saldría bien, si no estoy seguro de que no me la hubiera ofrecido a mí.

A mí me gustan las películas de personajes. Prefiero a un tipo común haciendo cosas fuera de lo común, que a un tipo extraordinario haciendo cosas aun más extraordinarias.

P: ¿Cómo fue el proceso de escritura de guión a tres manos junto a Mel y Stacy Perskie?

R: Increíble. Stacy es mi socio. Llevamos trabajando juntos más de 10 años, y Mel es primero, un amigo, y además un enorme talento. Fue fantástico escribirlo entre los tres, sin nada ni nadie que nos marcara pautas más que lo que a nosotros nos gustaba. Eso no se da a menudo, y se aprecia.

P: Esta es la tercera vez que colaboráis tras Edge of Darkness y Apocalypto, ¿cómo ha sido la relación director-actor en un proyecto en el que ambos estáis tan implicados?

R: Mel es un tipo al cual le gusta el proceso de colaboración. La relación fue y sigue siendo increíble. Lo bonito es que nació y se resolvió a través de nosotros, desde su concepción, así que todo se dio de una forma muy orgánica.

P: El no ataros a trabajar en un solo idioma o el trabajar sin importar la calificación por edades fue algo que decidisteis desde un principio o surgió de forma orgánica?

R: Es algo de lo cual jamás hablamos. Se dio así por la naturaleza del proyecto y de la historia que queríamos contar. Lo del idioma, a mí se me hace lo más lógico. Intentar acomodar esa realidad en el mundo de Hollywood no es fácil, pero a Mel no se lo tuve que vender. Se dio solo, y él lo acepto como tal.

P: Háblame del proceso de investigación para recrear el penal de «El Pueblito».

R: Stacy y yo investigamos un montón de cárceles de todo el mundo. Principalmente de países en desarrollo, pues tienen un ‘orden’ bastante único (como ya habrás visto, por otro lado.) Cuando nos encontramos con el pueblito, fue como si nos hubiera tocado la lotería. Viajamos a Tijuana, entrevistamos a ex-convictos, ex-trabajadores del penal, políticos. Y las historias eran fantásticas.

P: ¿Entiendes que haya parte del público a la que e pueda parecer exagerado lo que se ve en dicha cárcel?

R: ¡Por supuesto que lo entiendo! Y más si te lo presentan en un entorno de acción y diversión. Al final esta película es lo que pretende: divertir contando una historia, pero en un entorno real. La idea es que a los que les haya gustado la película y hagan algo de investigación, se sorprenderán al saber que sí era un lugar real.

P: Rodasteis en una cárcel de Veracruz, ¿os dieron muchas facilidades?

R: Muchas, sí. El Penal de Allende en el Puerto de Veracruz fue un penal activo hasta que literalmente nos dieron las llaves para entrar. Cuando localicé esa cárcel seguía siendo activo. Y con mujeres y niños. Era un penal de mas de 100 años, declarado inhabitable por derechos humanos años atrás. Además estaba dentro del casco urbano de la ciudad, lo cual ya no está permitido, y estaban en proceso de reubicar a los presos para clausurarlo, y justo, y por suerte nos tocó ese proceso, y lo pudimos aprovechar.

P: Uno de los puntos más impactantes es quizás el referente a la trama del hígado, ¿en qué os basasteis para desarrollar esa historia?

R: Obviamente esa parte es ficción. Lo que sí es cierto, y en lo que nos inspiramos es en noticias en cárceles del sureste asiático donde se dice que sí hay trafico de órganos. Cogimos eso y lo usamos para crear la historia de Javi y el niño.

P: ¿Cómo fue el proceso de casting? El reparto es todo un lujo con actores de la talla de Jesús Ochoa, Dolores Heredia o Daniel Giménez Cacho.

R: Imagínate. Conté con prácticamente la plana mayor del cine mexicano. A casi todos ya los conocía. Ya había trabajado con ellos en otras películas, y fue un honor contar con ellos para mi opera prima.

P: ¿Cómo se planificó y rodó la persecución en la frontera al inicio de la película?

R: La rodamos en Puebla, no en la frontera, obviamente. Construimos 300 metros de valla, y el resto, cuando fuera necesario se creció en post-producción. Para mí lo importante era poder alcanzar las velocidades más altas. Por eso escogí un lugar plano, sin obstáculos, y cierto equipo de filmación que no le estorbara a los stunts en su conducción, como helicópteros, o el ultimate arm, que son vehículos que difícilmente un coche normal podrían rebasar.

P: La Academia mexicana ha elegido Después de Lucía de Michel Franco para optar al Goya y al Oscar. ¿Has podido ver la película? ¿Qué opinión te merece su candidatura?

R: No he tenido la oportunidad de verla, no. He andado medio liado. Pero la veré en cuanto pueda

P: ¿Cómo valoras la salud del cine mexicano actual?

R: Hombre, mejor que hace 5 años sin duda. Hay buenos incentivos fiscales y subsidios para la producción. Ahora hay que procurar que los exhibidores las muestren en los cines, y que el público mexicano también se acostumbre a ver cine mexicano.