Verbo no solo ha supuesto el debut en el largo de su director, Eduardo Chapero-Jackson, sino de su protagonista, Alba García que, arropada por actores como Víctor Clavijo, Manolo Solo o Nawja Nimri, nos regala una interpretación muy intensa y con la que nos lleva de la mano en esta suerte de viaje iniciático que supone Verbo.
Pregunta: Cuéntanos un poco cómo entraste en el proyecto
Respuesta: Yo fui al casting porque buscaban al protagonista en los institutos. Vinieron a mi instituto y dije: «Pues oye«. De chiripa, ¿sabes? Si me hubiera tenido que desplazar no habría ido a ningún sitio, porque no me habría enterado, no iba yo buscando nada. Pero bueno, vinieron a mi instituto, me presenté, como se presentó un montón de gente de mi instituto y así salió. Después de unos mesecitos ahí, de prueba y de incertidumbre, de que nadie me decía nada, al final me dieron el papel.
P: Y una vez que tienes el papel, ¿cómo es la preparación del personaje, cómo te enfrentas?
R: Me dejé llevar todo el rato. Tuve la suerte de encontrarme con Eduardo, que me metió en la atmósfera del personaje perfectamente, lo entendí perfectamente (el personaje). Y es todo intuición… en serio, yo me dejé llevar muchísimo. Tampoco era muy consciente, yo creo, de lo que estaba haciendo. No me paraba a pensar, no le daba una magnitud tampoco. Estaba intentando estar como relajada. Y desde ahí salió todo el personaje.
P: Cuando leíste el guión ¿te llegabas a hacer alguna idea de cómo quedaría todo ello en pantalla?
R: Más o menos. Me parecía súper complicado y pensaba: «¿Pero cómo van a hacer esto? Estos espacios tan grandes ¿cómo van a encontrar estos sitios para poder rodar? ¿Qué es esto? ¡Y patina y todo el personaje! ¡Yo no sé patinar!» Cuando leí el guión me quedé como diciendo: «¿Esto es cine español? ¡Guau, cómo mola! ¡Qué guay que se innove!» Con el personaje conecto porque tengo muchos aspectos en común pero técnicamente, leí el guión y dije: «¡Madre mía! No sé cómo van a hacer esto«.
P: Es una película que arriesga mucho…
R: Es muy especial, a mí me parece una propuesta súper especial. Y es un reclamo, de belleza, una crítica social, es un cóctel de ingredientes que tienen el sello Chapero-Jackson, a mí me parece la ostia que se hagan cosas así en España. Y además esta peli no tiene un presupuesto, es muy artesanal, ha ido muchísima gente currando… Por eso ha tardado tanto tiempo de producción. Y me parece una peli hecha con mucho cuidadito, con mucho cariño. Era todo como muy familiar y eso le da también un toque muy guay. Yo me sentí muy a gusto. Estoy muy a gusto de haber hecho esta peli.
P: ¿Qué fue lo que más te costó hacer?
R: Lo que más me costaba era entrar en la ansiedad que a veces tiene el personaje. Pero es entrar. Una vez que entras en el sentimiento lo puedes estar repitiendo toma, toma y toma y todas las que tengan que ser; entrar en esa ansiedad cuando se sumerge en el agua, va a la casa y ve el cordón umbilical, todo el panorama este… Esto fue lo que más me costó. Porque yo lo he interpretado todo desde… son sentimientos auténticos, no hay nada forzado, he tenido que entrar en pánico para hacer esa secuencia, por ejemplo. Sin embargo, por ejemplo, la tristeza me costaba mucho menos, o la melancolía… eso es un puntito que tengo ahí también como con el personaje yo creo (risas).
P: Viendo la película me da la sensación de que ha tenido que ser un rodaje muy intenso, Sara está explorando continuamente nuevas sensaciones…
R: Sí, ha sido muy intenso, tan intenso que me ha dado miedo y todo; en plan de: «Yo no lo quiero volver a hacer, ningún drama nunca más (risas). Dadme papeles cómicos«, ahora lo que más me apetece es hacer el chorra. Después de haber tocado cosas tan duras y haber vivido cosas tan… Porque lo vives; es así, es un personaje pero lo estás viviendo. Y como yo soy muy mimética y a mí se me pega todo, pues por lo menos que se me pegue la risa, ¿no?
P: Una escena que me gusta mucho es la de la segunda prueba, en la que te enfrentas a ti misma… ¿cómo se preparó?
R: Cuando me caracterizaron con todos los cristales y todo ya se me ponía cara como de mala. Y fue muy guay porque tuve la suerte de que Verónica Echegui se tiro el rollazo y me dio la réplica. Cuando yo tenía que hacer de Sara con cristales, ella hacía de Sara de «yo resurjo, yo puedo, yo…» Y lo hacía tan bien que a mí me salía también el enfrentamiento. Eso lo rodamos un día, estuvimos un día entero con Sara con los cristales y a los dos días o así teníamos la otra parte. Y yo tomando también las referencias de Vero, de esa réplica que ella me dio y sacando una parte muy guerrera. Luego, cuando lo vi, me chocó tanto… Porque lo ruedas y no tiene nada que ver, es muy diferente la experiencia del rodaje a luego ver todo cómo ha quedado. Y ya te digo, a mí es una de las cosas que más me impactaron. La primera vez que lo vi, me dio como miedo; también yo estaba en un momento de mi vida un poco de miedo. Y lo vi, de repente, y dije: «¡Ostia! Es que no quiero ver el tirano que llevo dentro«. Es que yo creo que todos llevamos un tirano y, de repente, lo vi ahí tan claro.
P: Y ya para acabar, en la película está muy presente toda la cultura del rap, hip-hop… ¿sigues ese tipo de cultura, te gusta el rap…?
R: Yo tengo amigos que están muy implicados en el tema del rap y se lo curran un montón y se montan sus estudios… ellos solitos se lo autogestionan todo. A mí me parece que son unos artistas, o sea, me parece una manera de reclamo. ¡Y en verso! Para mí son trovadores del siglo XXI. Y yo nunca he sido mucho de rap tampoco, alguna he escuchado y me ha gustado, pero me parece una manera de comunicar tan bonita. Y es música y es poesía… Y es la calle y eso me flipa. Y conocí a Nach a raíz de la peli y me parece uno de los más grandes y más humanos; vamos, un placer haberle conocido y sus discos son un regalo. Yo he vibrado con el último disco que ha sacado (Mejor que el Silencio). Todas, todas las canciones son la ostia, fui a verle al Cultura Urbana, al Envivo… Y ahí es como… ¡Qué bestia tío!, me parece brutal la expresión. Me parece que tiene una fuerza el rap, y una belleza, que creo que es bastante acertado que Eduardo haya querido tirar por ahí para expresar todo lo que este personaje tiene dentro. Es como que tiene una cosa dentro que no sabe cómo sacarla y… Es que al final son palabras. No sé, me parece muy bestia.
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