Desde que hiciera su primer corto, Eduardo Chapero-Jackson siempre ha sabido rodearse de talentosos intérpretes que le daban una verdad aún mayor a sus trabajos: Macarena Gómez, Mariví Bilbao, Manolo Solo… Víctor Clavijo es uno de los últimos en sumarse a esta lista y lo hace con la coherencia de un actor que siempre ha apostado fuerte por sus proyectos sin anteponer su comercialidad o el medio. Con motivo del estreno de Verbo en salas comerciales hemos tenido la oportunidad de charlar con élacerca del proyecto y del cine en España:
Pregunta: ¿Qué fue lo que te atrajo del proyecto?
Respuesta: Pues hombre, que Eduardo es un referente, en el mundo del cortometraje ya era alguien de quien se hablaba muy, muy, muy bien, había visto su cortometraje, me había encantado y ya era alguien que demostraba tener una voz propia y muy interesante y, por supuesto, el guión que fuese a leer de él sabía que me iba, como mínimo, a sorprender. Lo conocí un mes antes de hacer la primera prueba, en el Festival de Medina del Campo, que él iba presentando su cortometraje The End y yo iba presentando dos películas y tuvimos una noche de charla, cenando juntos y tal, supongo que algo vería en mí para el personaje y un mes después me llamó para hacer la prueba, hice dos pruebas o tres si no recuerdo mal, y me dio el guión y me pareció impresionante. La película, cuando la leí, me pareció completamente distinta y arriesgada. Distinta con respecto a todo lo que se hace habitualmente. No era, como dice él, “sota-caballo-rey”, no era la típica película realista con un planteamiento de trama realista en el que muchas veces, cuando lees muchos guiones, puedes anticipar un montón de cosas como actor, porque ya ves cuáles son los hilos conductores, cuáles son los trucos de guión, los giros dramáticos… Y aquí no, aquí era todo completamente nuevo, fresco, sorprendente, tenía mucho que ver con el autoconocimiento, de algún modo. Casi todas las frases de la película, casi todo lo que pasaba en la película, me resonaban de algún modo en el interior y, claro, la suerte fue que me llamara. Éramos conscientes de que la película era muy arriesgada y de que estábamos en un filo de la navaja muy jodido, muy arriesgado, porque los elementos que están en la película y que estaban en el guión como el skate, el hip-hop, el rap, el elemento este fantástico de los personajes que salen con las linternas en el submundo… Todo esto es difícil de hacer, y supongo que como público también de digerir, si no vas con la mente completamente abierta, que te cuenten un cuento, que es lo que es la película, ¿no? Éramos conscientes de esto, de ese riesgo, pero aún así dije «adelante» porque confiaba ciegamente en Eduardo, en su talento y en lo que quería contar y me encantaba lo que quería contar.
P: Cuando leías el guión, ¿te llegabas a imaginar lo que luego se iba a ver en pantalla?
R: Te haces una idea, hay mucho del mundo visual de Eduardo en la película que puedes medio-anticipar cuando lees el guión, pero no puedes ver la dimensión que eso toma ya durante el rodaje, no puedes anticiparlo durante la post-producción. Evidentemente, la película supera, por mucho que te imagines leyendo el guión, supera con creces lo que te imaginabas. Pero muchísimo, hay unas imágenes que son bellísimas en la película… y esto es difícil de preverlo en una lectura de guión. Hay guiones que de repente juegan con elementos fantásticos y uno puede imaginar y, a veces, el resultado es peor. Pero en este caso es que vamos, supera con creces lo que podías imaginar leyéndolo.
P: La película, a pesar de tocar temas que pueden tener más importancia en la adolescencia, consigue que todos nos podamos sentir identificados…
R: Es que yo creo que no es una fábula solamente para gente joven. A mí me tocó, la película, cuando la leí el año pasado, y hacía ya muchos años que dejé de ser adolescente. Creo que es una película que puede tocarle a cualquiera. La protagonista es una chica adolescente y hay muchos adolescentes que se pueden sentir plenamente identificados con su conflicto, pero va mucho más allá de eso. La película va, de algún modo, del autoconocimiento, de la reafirmación de la personalidad, va de la búsqueda de la belleza, la interior y la exterior… Es una película que es un grito de rebeldía y, en ese sentido, te puedes sentir identificado tengas 16 años, 18, 20, 30 ó 40. Conozco mucha gente a la que le ha emocionado, gente de cuarenta tacos. En ese sentido, aunque haya gente que piense que es una película para adolescentes, no lo es en absoluto. Es un cuento, es una fábula. Y si vas a verlo con ojos de fábula y te dejas empapar de ese cuento a priori sencillo y básico, te emociona, tengas 18 o tengas 40. Yo creo que en la ingenuidad, de algún modo, del mensaje está la belleza de la película, entre otras muchas cosas.
P: La protagonista de la película es Alba y tu personaje –como los del resto– apuntan de alguna manera a ella…
R: Todos representamos algún aspecto de la personalidad del personaje central, porque todos somos proyecciones, que se plasman en un mundo fantástico, pero proyecciones mentales del personaje. Cada uno teníamos claro cuál era nuestra función dentro de la personalidad de Sara. El mío en concreto, Totem, ejercía el rol de lo que se llama muchas veces «el perro de arriba», es decir, el de la cabeza, el censor, el que te dice «No puedes hacerlo», «No sirves», «No puedes»… Que nos acompaña toda la vida, tengas 16 o tengas 40, o tengas 50. Mi rol era ese, era cumplir esa función machacante hacia la autoestima del personaje protagonista para conseguir que se rebelase contra ese censor que todos llevamos dentro. Una vez que te rebelas contra ese censor es un gran paso que das en el desarrollo de tu personalidad.
P: Como actor, ¿qué es lo que buscas en un proyecto?
R: A mí, como lector, que la historia me parta por algún lado y, luego, que como actor me suponga un estímulo. Intento siempre elegir con ese criterio, hay veces que los proyectos que elijo son más convencionales en la narrativa, pero, de algún modo, la historia me entusiasma, me atrapa, y pienso que es interesante. O el personaje tiene aspectos que me encantaría explorar y que quiero probar como actor, quiero desarrollar este personaje y buscar en mí estas herramientas o estos matices. Lo que trato siempre de buscar es eso. Intento no fijarme ni guiarme por criterios de comercialidad, porque si no ese es el momento en que dejas de disfrutar como actor y te conviertes en un funcionario en servicio del éxito. En mi caso lo que me mantiene vivo es el estímulo del riesgo y el ponerme metas artísticas, crecer como actor.
P: ¿La situación actual del cine español qué opinión le merece? Películas como Intruders, Mientras duermes o ahora Verbo, son títulos que parecen que arriesgan mucho más, usan otro tipo de lenguaje no tan convencional en nuestro cine… ¿Crees que se está imponiendo una nueva forma de hacer cine, es una simple moda…?
R: No puedo hablarte por Intruders o Mientras Duermes porque no he podido verlas porque he estado sin parar, gracias a Dios, y no he tenido tiempo de ir al cine. Intento ver lo que puedo y, bueno, como soy miembro de la Academia, ver lo que me llega para estar al día, pero me han hablado muy bien de estas películas y creo que el cine español es un cine muy ecléctico en cuanto a voces. Hay gente que hace un cine más comercial, otros que hacen un cine más clásico… Y luego hay voces distintas y únicas y maravillosas, como la de Eduardo, por ejemplo, que hacen otro tipo de cine. Y esto lo vengo yo sintiendo en los últimos diez o quince años. A veces un año destaca uno o dos directores que hacen algo distinto y novedoso, pero poco a poco se van consolidando: Fresnadillo, Javier Gutiérrez de Tres Días, Balagueró, Bayona… Hay mucha gente que, de repente, tiene una visión del cine, de algún modo comercial, pero también personal y saben conectar muy bien con el público y a mí esto me parece maravilloso. No creo que sea una moda, sencillamente los directores de hoy en día están mucho más empapados del cine que se hace fuera de España y controlan o conocen las fórmulas para conectar con el público. Son nuevas voces y creo que son de las voces que se van a mantener, porque conectan con el público, porque conectan con la audiencia, y además arriesgan, ¿no?
P: ¿Y crees que puede convivir con lo que se ha venido haciendo hasta ahora, un cine más social?
R: Yo creo que va a haber espacio para todo, pero en todos los aspectos de la vida: en la política, en la sociedad… Tiene que haber espacio para todo. Y en el cine igual, en la literatura; en el arte sobre todo. El arte está hecho para arriesgar y crear. Por supuesto en el riesgo está el peligro, puedes pegártela o puedes no pegártela, pero creo que tiene que haber espacio para un cine más social, como es el que hemos venido viviendo los últimos años y un cine más, de repente, fantástico, de terror, intimista, de autor… Tiene que haber espacio para todo y eso es lo que hace grande a una cinematografía. Si fuésemos solamente especialistas en el cine social, pues vaya aburrimiento al cabo de diez años, ¿no? O si fuésemos solamente especialistas en el cine de terror, pues también vaya aburrimiento. Creo que tiene que haber espacio para todo, y eso es lo que creo que ahora, gracias a Dios, tiene el cine español, que a lo mejor, hace 30 años no había tanta diversidad de géneros y de voces distintas y ahora sí la hay.
P: Verbo aúna un poco los dos elementos: trata un tema más social pero el lenguaje que utiliza es muy novedoso.
R: Sí. Verbo es muy difícil de definir, es una fábula, es un cuento, y eso es lo importante que quiero que el público sepa, para que vaya a verlo con ojos de fábula. Pero es una película con una base realista, pero con un envoltorio, un tono, fantástico. Y creo que esto es lo que la hace completamente diferente. Pero claro, lo que trata a fin de cuentas, no es algo que no pueda ocurrir, no es cine fantástico a secas, no es una historia de alienígenas o de fantasmas. Es una historia que habla de la búsqueda de la belleza interior y esto, visualmente, está tratado como un aspecto, digamos, más fantástico, más estético y más esteta. Pero el trasfondo creo que es psicológico y social y humano. Es un thriller psicológico también, se puede plantear como un thriller psicológico de la búsqueda del autoconocimiento y de la reafirmación de la personalidad, pero con tintes fantásticos.
Fotos: DANIEL LOBATO
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