Alberto San Juan es un tipo con clase, honesto y crítico con la sociedad. También es un hombre abierto en cuestiones sexuales, de hecho reconoce tener la libido más alta que el personaje que interpreta en La Montaña Rusa. El actor vuelve a trabajar con Emilio Martínez-Lázaro tras siete años, esta vez ni canta ni baila pero las dificultades existenciales del amor y el sexo siguen rondando entre él y otro incondicional de Martínez-Lázaro, Ernesto Alterio.
Pregunta: ¿Qué te gusto tanto de La montaña rusa para aceptar el proyecto?
Respuesta: Me gustó el guión y me gusta trabajar con Emilio y con Ernesto, todos los elementos eran favorables.
P: Por algún motivo la gente te relaciona más con personajes alocados. ¿Con cuáles disfrutas más?
R: Los personajes más alocados, como el taxista de El otro lado de la cama siempre dan más juego para la comedia pero aún así está bien interpretar la normalidad, ya que eso también existe. En la película soy un tipo socialmente entendido como normal, que no llama mucho la atención.
P: A veces esa normalidad puede ser incluso más complicada de interpretar…
R: Son menos evidentes los asideros que pueda tener el personaje para mí como actor. Para mí lo más interesante del personaje era su relación con Ernesto (Alterio) y los celos cruzados que tienen. Ernesto le tiene envidia porque mi personaje tiene reconocimiento social, éxito y fama y yo le tengo envidia porque él tiene el talento.
P: ¿Estás más cómodo en el drama o en la comedia?
R: En un proyecto que me parezca bueno, lo demás me da igual.
P: ¿Mantener un trío amoroso o sexual te parece algo tangible en la vida real?
R: Por supuesto. Creo que todavía hay mucha represión. La larga sombra de la iglesia y del catolicismo en este país sigue haciendo daño. Siguen teniendo mucho poder y por ello sigue habiendo mucha represión. El deseo sexual es algo completamente esencial en el ser humano y me parece que cualquier forma que adopten las relaciones amorosas y sexuales es buena mientras los participantes estén de acuerdo e informados de cuál es la situación (risas).
P: ¿Cómo te sientes en las escenas de sexo?
R: Hombre, hay un factor de inhibición evidente que son los complejos que pueda tener uno respecto a su físico pero si cuidan un poco el no aparecer con un aspecto demasiado lamentable, pues una escena de sexo no es algo complicado.
P: La química con Ernesto sigue intacta…
R: Es un actor siempre sorprendente.
P: ¿Preparáis mucho vuestras escenas juntos?
R: Sí, esta vez Emilio quiso ensayar y lo estuvimos haciendo durante una semana. Pero vamos, el largo recorrido que Ernesto y yo tenemos juntos se nota.
P: ¿Volverías a cantar para Emilio Martínez-Lázaro?
R: La verdad es que fue muy bien, una experiencia muy divertida. No me importaría nada repetirlo. No soy ducho en el cante ni en el baile pero al menos es comedia.
P: Tu personaje es un showman de televisión. ¿Te has fijado en alguien?
R: La verdad es que no he cogido ningún modelo concreto. Un modelo que podría elegir es Buenafuente pero él es un tipo con mucha gracia y mucho talento, mi personaje es distinto. Tiene éxito pero no es especialmente talentoso.
P: El talento y el éxito se reparten de forma muy aleatoria…
R: Hay mucha gente con mucho talento que no tiene ocasión para desarrollar el éxito.
P: ¿Crees qué es suerte o también se necesita talento para poder explotar la carencia o posesión de talento?
R: Claro, hay un talento que es comerciar con uno mismo, saber venderse. Es un talento que yo no valoro en absoluto.
P: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
R: La semana que viene ruedo Una pistola en cada mano con Cesc Gay, digo la semana que viene porque son historias cortas, cada actor rodamos tres o cuatro días.
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