Doce años después de The Ring 2, Hollywood le da una nueva oportunidad a la franquicia de terror (inspirada en un original japonés de 1998) estrenando Rings, donde vemos otra vez la letal cinta de vídeo. Una grabación que esconde más secretos de lo que parece. La película está dirigida por F. Javier Gutiérrez, quien en 2008 dirigiera 3 días (película que triunfó en el Festival de Málaga), y con el que hemos podido hablar acerca del proyecto, aprovochando también para preguntarle sobre la idea del terror y cómo los espectadores norteamericanos entienden el género.
Pregunta: ¿Cómo llega a sus manos este proyecto y con qué sentimientos lo afronta?
Respuesta: Por aquella época estaba trabajando en el remake de The Crow, cuando Walter Parkes, productor de la saga, me llamó por teléfono. Le había encantado 3 días y quería contar conmigo para dirigir la nueva entrega de la saga. El primer sentimiento, el de responsabilidad. Al mismo tiempo, como fan de la saga, no podía decir que no.
P: Aunque su película es secuela de las dos películas americanas ¿Ha tomado como referente la obra original japonesa?
R: Conozco Ringu y he intentado en la medida de lo posible respetar en inyectar algo de su esencia, especialmente en la elaboración del nuevo “video maldito”.
P: Su primera película trataba acerca del fin del mundo y la desesperación humana ¿Hasta que punto deja huella de eso en Rings? ¿Cree que las películas originales tenían algo de eso?
R: Sin duda. Rings situa a su protagonista, Julia, en un callejón sin salida. En 7 días sabe que morirá si no consigue detener la maldición. En mi película 3 días los personajes reciben la noticia de que en tan solo 3 días un asteroide alcanzará La Tierra consumiendo toda vida humana. Son dos puntos de partida semejantes, que te aproximan a la desesperación y el horror de una muerte certera. Ambos peronajes, Julia en Rings y Víctor en 3 días, hacen cosas imposibles movidos por su instinto de supervivenia, toman decisiones arriesgadas, empujados por esa fecha imparable que determinara su suerte.
P: ¿Cómo cree que asume el público americano el cine de terror? ¿Cree que trasciende de una experiencia que se extiende el tiempo del metraje de la película?
R: El público americano disfruta en general el terror “superficial”, de sala, que se consume en el instante y se queda en el cine. En Europa, cuando hacemos terror, podemos llegar a explorar temas incómodos, recovecos del alma, y arrastrar esos miedos a casa. El terror europeo a veces no resulta comercial, aunque siempre sea sugerente.
P: ¿Cuál es su idea del terror? ¿Ve necesario ser visceral?
R: A mí me gusta el terror psicológico, el juego con el espectador, su manipulación emocional hasta cierto punto. El terror superficial del que antes hablaba aunque más cómodo puede llegar a ser monótono.
P: ¿Ha incluido en esta secuela elementos propios de la cultura contemporánea para que el espectador se sienta más identificado?
R: Sí, los productores siempre tuvieron en mente jugar, sin entrar demasiado “al trapo” , con la tecnología de hoy. Telefonos móviles, plantallas LCD, portátiles… En Rings hay destellos de esa propuesta, en combinación con el desarrollo de ese “misterio” de corte clásico a resolver, ya característico en la saga.
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