El cineasta alemán George Maas presenta en Madrid el thriller Dos vidas.
George Maas dirige Dos vidas, un thriller que habla de espionaje con toques de suspense atendiendo a la historia reciente de Alemania. Es un proyecto que le ha llevado una década, por lo que ser la cinta elegida para representar a Alemania en los Oscar es más que merecido. El realizador responde a todos los periodistas con tranquilidad y aplomo en la mesa redonda. Esto estas fueron las preguntas que le formulamos.
Pregunta: ¿Cuánto tiempo se ha invertido en esta película?
Respuesta: Desde el comienzo han sido diez años: cinco años para afinar el guion y otros cinco para conseguir la financiación. La investigación no supuso mucho problema. Era más una cuestión de buscar a estos niños y espías. Una vez encontrados era muy asequible desarrollar todo el trabajo.
P: ¿Qué supuso para la película ser elegida para representar a Alemania en los Oscar?
R: Hizo que todo el mundo tuviera más consciencia del filme. Se presentó a festivales grandes, como Berlín, Cannes o Venecia pero fue rechazado. Pensábamos que iba a ser una cinta olvidada. Pero a raíz de la candidatura empezó a levantar interés por la prensa alemana, e internacionalmente también, aparte de los distribuidores, claro.
P: ¿Hay mucho de la novela en la que se basa?
R: Es en espíritu totalmente fiel, el corazón de la novela está ahí; pero no hay escena alguna de la película que se vea en la novela. Cambiamos todo junto con la escritora. La diferencia más grande era poner a una espía como protagonista. El alrededor de ella también es diferente, incluso el abogado, pero el libro combina a los espías del gobierno con un asesinato sin resolver real. Esa es la idea principal, y que los sistemas políticos hagan actos cuyas consecuencias pasen por generaciones.
P: ¿No quiso hacerlo documental dada su experiencia?
R: Lo que pensé fue en hacer al mismo tiempo un documental paralelo, pero lo que interesaba más era el viaje que hace el espectador viéndola. Esto provoca un proceso que es difícil tenerlo en un documental, porque mientras uno está viendo la película, te preguntas cosas a ti mismo.
P: El tema es uno de los más tratados en el cine alemán ¿Esta tendencia es informativa o va con la intención de no cometer los mismo errores del pasado?
R: Ninguno de las dos cosas, creo. Más que nada, estas situaciones dan lugar a temas interesantes. Ha estado sólo dividida durante cuarenta años, y ahora lleva veinte reunida. Aunque no hay diferencias en la gente menor de treinta años, seguimos descubriendo diferencias entre el este y oeste.
P: ¿Da respeto enfrentarse a un tema así?
R: No estaba contento con la parte que habla de los nazis porque ya hemos visto mucho y a la gente le puede cansar. Pero he estado hablando con niños de esos años que ya adultos y he conocido a espías del Stasi. Impone porque no quieres cometer grandes errores, ni meter la pata con ellos.
P: ¿Le costó mucho convencer a Liv Ullmann para participar en la película?
R: Sí y no: le gustó mucho el guion, pero el personaje era una señora mucho más mayor y enferma de corazón. Me dijo que no quería hacer una medio muerta. Así que para acomodarla, reescribimos el guion y lo pasamos a los años noventa para que pudiera hacer de una mujer más acorde con su edad. Le pareció muy interesante la historia porque al ser noruega había vivido más de cerca estas historias.
P: ¿Qué ha supuesto colaborar con la directora de fotografía Judith Kaufmann? Figura como co-directora en el filme
R: Me gustaba mucho su trabajo. Cuando veo las pelis que hace me conmueven porque las imágenes son realmente buenas, y es porque ella pregunta incesantemente: ¿Porque está esta escena en el guion? ¿Por qué esto va allí?. Ella profundiza mucho. Cuando estábamos filmando, ella comentaba si algo era nuevo, pero veía que quedaba mucho mejor en otro lado. Decidimos ponerle crédito como codirectora porque ella aportaba sus ideas de dónde colocar la cámara. Fui muy afortunado, porque tenemos gustos similares y nos afectan las mismas cosas. Ella dice que esta película ha sido muy importante para ella.
P: ¿La decisión de hacer la película con dos texturas diferentes era algo previsto?
R: Sí, fue idea mía. Quería hacerlo con Súper 8, y a Judith le encantó la idea que intentó usar el estilo de cámara en mano de los setenta. No hay nada digital en esas escenas, solamente es con cámara de aficionado. El resto sí es digital. Ella trabajó mucho con el esquema de colores, en eso siempre fue muy hábil.
P:¿Cuáles son sus referentes cinematográficos?
R: Me gusta el estilo de Alejandro González Iñárritu, 21 gramos me encanta. Con Judith Kaufmann revisamos varias de sus películas. Me gusta mucho Nicolas Roeg, y por supuesto Stanley Kubrick, como muchos otros.
P: Y dado el estilo de suspense de esta película, ¿Hay algún referente dentro del suspense?
R: No soy especialmente aficionado al suspense ni a los thrillers, me atrae más el género del terror. Me gustan algunas cosas de Hitchcock, por ejemplo. Lo que más me gusta del suspense de la película, es que ésta te lleva a un viaje que cuando lo ves, no sabes hacia dónde te lleva. Es como la escena en la que ella llega a casa y oye ruidos de arriba que parece que hay alguien haciendo el amor, y el público se hace una idea de que es el marido con otra. Me gusta este tipo de cosas donde el espectador llega a una conclusión que luego no tiene nada que ver, como lo que pasa en esa situación.
P: ¿Cómo trabajó la dirección de actores, especialmente con la protagonista?
R: Yo ya había decidido que Juliane (Köhler) iba a ser la protagonista principal cinco años antes de empezar el rodaje. Cada cuatro o cinco meses le mandaba una revisión del guion, y ella me decía que era horrible, que esto otro era mejor… Una vez nos pusimos a grabar, los dos conocíamos muy bien al personaje, y también el uno al otro. Era todo un proceso muy intuitivo. Al final yo le empezaba las frases y ella ya sabía lo que le iba a sugerir. Claro, fue diferente con el resto del reparto.
P: ¿Cuál ha sido el proceso de financiación? ¿Ha intervenido el estado alemán en la cinta?
R: La financiación no fue nada fácil, para hacer este tipo de películas hace falta intervención de las televisiones, y ellas no creían en el concepto de tener a la espía como protagonista, porque sería complicado que el público se identificase con ella. Esperamos estos años para que una de las emisoras aceptase, y dieron un 10% de presupuesto. Alemania aportó dos terceras partes y Noruega la tercera parte.
P: ¿Cuál es la situación actual del cine alemán?
R: Nosotros tenemos la tendencia a decir que la economía está mal, pero claro, estamos bien comparados con otras economías. Probablemente en Europa los que mejor estén sean los franceses. En lo referente a financiación, es un proceso bastante democrático, porque las decisiones de quien va a tener subvenciones, lo deciden los jurados y cambian todos los años. La gran parte del presupuesto viene del gobierno, porque solamente el 20% procede de financiación privada.
P: Mucha gente compara la cinta con La vida de los otros, ¿qué opina sobre esa comparación?
R: A primera vista lo entiendo porque las dos películas tratan de las historias de la Stasi. Lo que pasa es que ésta estaba dividida en dos partes: una era la que se dedicaba al espionaje doméstico, que es lo que trata La vida de los otros, y otra era la agencia de inteligencia. La narrativa de cada historia es muy diferente. En ésta, el personaje principal tiene un secreto y el público debe descubrir cuál es, y la otra está contada de forma distinta. Puede que la gente que les ha gustado aquella, también le guste Dos vidas.
P: ¿Cuáles son sus futuros proyectos?
R: Soy un trabajador lento, jajaja. Ahora tengo un par de proyectos con productores estadounidenses, sobre la historia de una chica americana adolescente, que a través de un viaje en el tiempo se encuentra en el Ámsterdam de la época de los nazis; es judía y se tiene que pasar por todas las miserias que una chica en esas circunstancias hubiera pasado. Estoy leyendo otros guiones, porque si tengo que esperar a mí mismo, duraría una eternidad.
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