James Watkins, guionista y director curtido en el cine de género, se atreve ahora con una historia de fantasmas de corte clásico y producida por la mítica Hammer. Coincidiendo con su visita (junto a Daniel Radcliffe) a Madrid hablamos con él sobre la película y el mundo de los espíritus.

Pregunta: Hasta ahora tu carrera siempre ha ido ligada al género

Respuesta: Es cierto, pero la verdad es que la elección de mis trabajos no se debe a que pertenezcan al género del terror. Cuento las historias que me gustan, nada más. En este caso, conocía otras novelas de Susan Hill, pero esta no la conocí hasta que no se empezó a hablar del proyecto.

P: La novela ya ha sido adaptada al teatro y a la TV, ¿qué cambios habéis aportado?

R: Aquí la mujer de Arthur está muerta desde el principio, él es viudo. El personaje ya está sufriendo, está abatido, su viaje emocional es mucho más interesante. Me pareció muy interesante introducir este nuevo enfoque. La obra de teatro es muy teatral, muy efectiva, pero son dos personas haciendo todos los papeles, utilizando el imaginario teatral. Le película se basa mucho más en la fuente literaria y en los recursos visuales y narrativos de los buenos cuentos de fantasmas, utilizando la imaginación del lector… o de la audiencia. Lo que puedas imaginar es muchas veces más terrorífico que lo que podamos nosotros rodar.

P: Es una apuesta valiente en un momento en que abunda el 3D y las imágenes explícitas

R: Creo que subestimamos la inteligencia del público, asumimos que más es más, cuando a veces menos es más. Ahora hay muchas películas demasiado explícitas, muy gore, sangrientas, desagradables… Pero no necesariamente de miedo. Desagradable no es necesariamente lo mismo que «de miedo». Queríamos hacer una película de miedo y el campo que hay que explotar para eso es el de la imaginación. Por más dinero que tengas nunca llegarás a acercarte a lo que la gente se imagina.

P: Uno de los aspectos técnicos más interesantes de la película es el diseño de producción.

R: Una de las cosas que más me interesaban de este proyecto era la posibilidad de contar la historia de una manera muy fotográfica, muy cinematográfica. Hay un debate muy candente en Inglaterra acerca de la cada vez mayor igualdad entre cine y televisión; no estoy en absoluto de acuerdo, en mi opinión son dos cosas muy distintas, el cine es el arte de contar historias a través de la imaginación del colectivo, la televisión son dos personas hablando en una habitación. Yo quería hacer algo en el registro cinematográfico.

P: ¿Cómo encontrasteis la mansión del film?

R: Fue casualidad. Encontramos este fantástico sitio en Essex, fue difícil de rodar allí porque era peligroso… Se parece mucho al lugar que describe la novela original, y es difícil, por ese camino que se inunda con la marea. Sólo podíamos trabajar cuatro horas al día, era un sitio muy peligroso, pero daba perfectamente el look que yo andaba buscando.

P: ¿Cómo ha sido el trabajo con Daniel Radcliffe para lograr esa contención de su personaje?

R: Fue todo un reto, pero fue genial, es una persona fantástica. Es muy inteligente, lo considera todo. Piensa mucho en el guion. Fue un reto a la hora de actuar, pero estábamos dispuestos a ello; por lo que tengo que felicitarle, porque es mucho más sencillo trabajar como actor cuando puedes interaccionar con otros intérpretes, y aquí ha pasado mucho tiempo solo. Ha sido fantástico, hemos conectado muy bien desde el principio.

P: ¿Cuál fue la escena más difícil de rodar?

R: Para Daniel la escena más difícil fue cuando hubo que sacar el carro del barro, porque tardamos tres días, hacía mucho frío, estaba todo muy húmedo y el lodo era horrible. Así que le encantó que la termináramos de rodar. Para mí fue quizás tratar de crear unas secuencias repletas de tensión. Quizás la segunda o la tercera visita a la casa, cuando ve a la mujer de negro y estás haciendo todo lo que puedes para que una escena tan larga se mantenga sin perder interés. Técnicamente eso fue lo más difícil.

P: ¿Qué supone este resurgir de la Hammer y la vuelta a sus inicios?

R: Es una gran institución británica. Es muy bonito insuflarle nueva vida con nuevas películas. Pero es que además hacía tiempo que en mi país no se proponía una historia de fantasmas así, cuando es algo tan británico, tanto en la literatura como en las películas. Hacía tiempo que no había una buena película de fantasmas.

P: Kubrick decía que las historias de fantasmas son esperanzadoras, porque invitan a pensar que hay algo más allá de esta vida. ¿Suscribes estas palabras?

R: Creo que las historias de fantasmas triunfan porque implican la existencia de una vida después de la muerte, pero puede que lo dijera durante la promoción de El resplandor, y no es una película que aporte mucho consuelo en ese sentido… Hablando en serio, no estoy muy seguro de la vida más allá de la muerte, pero entiendo la fascinación del ser humano por saber qué hay después, por superar esa frontera.

P: Salvando las obvias distancia, tanto Eden lake como La mujer de negro se centran en infancias y adolescencias extremas. ¿Es casualidad, o te atrae esa etapa de la vida?

R: Tienes toda la razón, y no puedo argumentar nada en contra. Pero no tengo ni idea de por qué es, si te soy sincero. No es algo consciente. Creo que parte del proceso creativo de escribir o dirigir implica el propio proceso de entender por qué te atraen ciertas cosas, ciertas temáticas.

P: ¿En qué estás trabajando ahora?

R: Tengo varias cosas en el aire. Una película relacionada con el deporte en Reino Unido, un par de cosas en Estados Unidos… al final, todo esto depende de quién te pueda financiar los proyectos. Lo que tiene que tener una historia para que me interese es algo un tanto abstracto. Tiene que tener un personaje central interesante, un viaje a lo largo de la historia y tiene que ser apasionante. Quiero tener que necesitar pasar las páginas, tener que llegar al final.