Pocas voces hay tan reconocibles en la industria del cine español como la de Jordi Boixaderas. Con amplia experiencia como intérprete delante de las cámaras y sobre los escenarios, ha sido en el recogimiento del estudio de grabación donde más hemos disfrutado de su trabajo. Voz habitual de actores como Gerard Butler o Russell Crowe (suyos son los míticos «Mi nombre es Máximo Décimo Meridio» o «¡Esto es Esparta!«), nos citamos con él para hablar acerca de su nueva incursión en la animación poniendo voz al villano de Tom y Jerry: Aventura en el tiempo y de algunas curiosidades del trabajo de los actores de voz.
Pregunta: Antes de la película, ¿qué relación tenías con Tom y Jerry? (Si conocía a los personajes, había visto los dibujos de niño o con la familia…)
Respuesta: Sí, porque realmente son personajes tradicionales muy antiguos y cuando yo era niño, es decir, hace 50 años, ya eran personajes que tenían un background. Habían empezado en la productora Hanna-Barbera, que tenía otras cosas, pero esta era curiosa porque además son personajes mudos y todo lo que hacen son acciones, pelean el uno contra el otro… Es un tipo particular de humor que yo conocía y que me gustaba.
P: Para tu personaje, ¿has tenido margen para jugar y hacerlo tuyo? ¿O la interpretación ya venía marcada por las voces originales?
R: Es un personaje muy trabajado en la versión original que te da muchas pistas, pero también te exige bastante. Y conseguir el personaje, intentar pasar por todos los sitios por donde pasa, es un trabajo realmente intenso. Naturalmente tú siempre puedes dar tu forma de hablar e interpretar, pero los hitos, las marcas, la sucesión de cosas por las cuales hay que pasar y a las que hay que dar expresión están marcadas y hay que respetarlas bastante.
P: En tu opinión, ¿qué elemento define a un buen villano?
R: Yo creo que un cierto sentido del humor; si no, es pesado. Pero tener un villano que te cae simpático por algo es lo que hace que le sigas. Me parece a mí. Si no, malo por malo, buf, no sé que decirte. Del mismo modo que en las novelas policiacas o la novela negra se habla de gente que es asesina y esto -de alguna forma- es relajante porque contrasta con tu vida normal y corriente y te la hace ver más bonita de lo que es; de la misma forma, un villano tiene que ser un poco la expresión de tus propias pulsiones más bajas, pero con una cierta tolerancia, un cierto sentido del humor.
P: En una película como esta, ¿cuántas sesiones suele hacer falta para completar el doblaje?
R: Nosotros lo hicimos en una sesión no completa, es decir, unas tres o cuatro horas. Hay que decir también que en este caso -y en la gran mayoría de películas de acción- hay mucha parte del trabajo que son expresiones y gestos sin diálogo: gritos, risas, gestos de peleas… Esto muchas veces viene en una banda aparte que sin tocarla ya se puede meter en la mezcla de la versión porque no hay nada que remita a un actor concreto. Son gestos y pueden ser tanto míos como del actor que lo hizo. Si eso está bien, es fiable y se puede aprovechar, realmente en una sesión se puede hacer una película de estas. Si eso es más complicado, o cuando la versión que te llega no es definitiva, sino que es un preliminar que sufrirá correcciones o modificaciones porque ellos mismos en el rodaje las están haciendo, entonces se puede alargar muchísimo. Pero realmente una película acabada y con la banda de gestos y efectos bien, se hace muy rápido. Se hace, yo creo, en una mañana, cada personaje o el personaje largo.
P: ¿Cuál es el personaje más raro o peculiar que recuerdas haber interpretado/doblado?
R: Optimus Prime, que es uno de los Transformers. Son películas que yo jamás he visto y que las doblábamos y las doblamos, porque todavía hay secuelas, con copias que se ven bastante… que tienen poca definición para evitar la cuestión del pirateo. Apenas se ve la boca, la cara y la expresión… que encima es de una máquina, no es ni de una persona. En eso sí que tienes la sensación de no saber exactamente que estás haciendo.
P: Rusell Crowe, Javier Bardem, Sean Bean… ¿Alguna vez has tenido la oportunidad de recibir feedback de los actores a los que has prestado tu voz en español?
R: No. Hay, yo que sé, Wooy Allen ha tenido contacto con Joan Pera. Hay algunas… supongo que sabéis en la gala de los Goya apareció Sigourney Weaver e hizo un reconocimiento de María Luisa Solá que la ha doblado toda la vida, reconocimiento además agradecido y emocionado; pero yo no he hablado, ni tenido nunca contacto con ninguno de ellos y me parece que tampoco sabríamos mucho qué decirnos. Antes lo decía, son muy amigos míos, pero yo no soy nada amigo suyo. Para mí son como hermanos, pero ellos no saben de qué les hablas si les hablas del doblaje en castellano o de cualquier otro doblaje.
P: Cuando ves una película en la que has puesto voz, ¿disfrutas viéndola escuchándote o prefieres verla en versión original?
R: Pocas veces veo lo que hago y siempre que lo veo lo veo como control, a ver en qué ha quedado todo aquello que hicimos para sacar conclusiones. O sea, lo veo como un repaso del trabajo. No suelo ir mucho al cine porque si estás todo el día viendo imágenes -al menos a mí después de 40 años- no te quedan muchísimas ganas a no ser que sea algo muy especial. Y entonces sí que me olvido, me da igual que sea doblado o versión original.
P: Además de interpretar, tienes varios proyectos como narrador en audiolibros o ficciones sonoras, ¿cuál es el mayor reto que encuentras en este formato?
R: Bueno, que el hecho de leer un libro siempre es dar una versión de ese libro. Y a veces eso está muy claro, no es comprometido, pero a veces sí. Ahora estamos leyendo muchos libros de Jon Fosse, el premio Nobel de hace dos años, un autor noruego, qe es muy peculiar en la forma de narrar. Te da la sensación de que no puede leerlo de una forma neutral, de estar dando tu versión de ese libro. Y eso a mí me parece lo más difícil. Intentar ver por dónde se coge el texto, desde donde se cuenta. Quién es esa persona que habla, cómo habla. Es una apuesta y hay que hacerla. Es una versión más de ese libro.


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