Esta semana se ha estado celebrando en Santiago de Compostela el Festival Curtocircuíto, un certamen de cine orientado al mundo del cortometraje que este año celebra su decimoquinta edición con una retrospectiva de la obra de Ulrich Seidl. En La Noche Americana hemos podido hablar con su director que nos ha hablado del estado de la industria, de la figura del cortometraje en los festivales o de como acercar cine experimental a todo tipo de espectadores.
Pregunta: ¿Cómo ves el cotometraje dentro de la industria, especialmente en España?
Respuesta: Todo lo que tiene que ver con la cultura, la creación artística (sin tener en cuenta lo comercial) vive un estado de precariedad, más allá del corotometraje, todo el cine que visita los márgenes y que se sale de las narrativas clásicas y las impuestas por la televisión, vive siempre un estado precario.
Pregunta: Pero todo ese cine encuentra su espacios en filmotecas, festivales, muestras… pero el cortometraje apenas tiene visibilidad.
R: El problema del cortometraje es que sólo hay dos vías de acercarse: festivales o internet. Los festivales, aunque no sea de la forma deseada, a veces pagan unas tasas de proyección que permite generar un poco de feedback, pero en Internet, un autor lo está regalando directamente y hay a quien no le importa eso, pero lo ideal es que en el momento que haya una inversión económica exista un retorno porque si no tiende a la precariedad.
P: ¿Qué promovió y que sigue promoviendo la existencia del festival?
R: Hace años hubo una explosión en España de espacios que facilitaban la difusión del cortometraje frente al largometraje y desde el ayuntamiento de la ciudad se apoyó mucho esta propuesta. Este discurso está agotado y, desde Cortocircuito buscamos el talento de autores y calidad en las películas más allá de su duración. Buscamos lo que está alejado de circuitos comerciales y queremos poner en valor los límites y los riesgos.
P: Eso recuerda a un comentario de Lav Diaz en el que decía que para él era lo mismo una pieza de un minuto a una película de doce horas.
R: Eso es algo que reivindicamos totalmente, las películas son siempre películas independientemente de su duración. Las primeras películas duraban pocos minutos y se estudian como películas, entonces da igual que sea de Andy Warhol o cualquier otro autor que trabaje con duraciones extremas a que sea una película experimental de un minuto; lo importante es que refleje una idea.
P: ¿Qué tipo de espectador acude a vuestro festival?
R: Manejamos, en primer lugar, un público cinéfilo que le interesa el cine de autor; como somos un festival público intentamos acercar este cine a toda persona que entre en la sala con un mínimo intención de descubrir y así hacer que entienda que hay otros lenguajes. Es muy bonito ver a estas personas descubrir todo este cine tan límite y experimental que se aleja de estándares tradicionales.
P: Entonces ¿Crees que los festivales deberían ser mucho menos elitistas? En Cannes, por ejemplo no hay pases abiertos al público.
R: Cannes es un festival con una política muy particular y tiene su propia forma de entender el cine oriéntandolo mucho a la industria. Es el centro mundal del cine durante esa semana, así que no importa que no haya público, pero a este tipo de festival más pequeño nos conviene reunir a cineastas, productores… pero, especialmente, ir al público porque permite que nos retroalimentemos, no podemos concebir el certamen como algo exclusivo para nosotros.
P: ¿Cómo responde la ciudad al festival?
R: Siempre hemos contado con una buena acogida, ten en cuenta que es una ciudad de una tradición cultural milenaria y en ese sentido tenemos mucha suerte. Las salas del festival tienen un nivel de ocupación alto, pero el reto ahora es que no sólo venga gente de otras partes de Galicia y atraer gente de otras partes de España.
P: En las retrospectivas programáis largometrajes ¿No os planteáis hacer una sección exclusivamente para este formato ya que es llamativo de cara al público?
R: Sí, de hecho llevamos años programando retrospectivas con largometrajes de cineastas como Abel Ferrara, Aki Kaurismaki o Ulrich Seidl y los hemos invitado a la ciudad; y además en nuestras secciones paralelas siempre metemos alguno. El camino del festival tiende a la interdisciplinalidad y nos gusta interactuar con las demás artes y para nosotros también es un referente todo lo relacionado con el pensamiento y la filosofía.
P: Es interesante que lo asocies a otras artes porque el cine experimental es muy cercano a la videoinstalación.
R: Sí, pero no queremos que la gente lo entienda como algo complejo y hermértico porque se aleje de los convencionalismos establecidos por la televisión y asociados al entretenimiento. El cine debe ser muchas otras cosas y tenemos la intención de que la gente entre a la sala para descubrir.
P: Claro, pero lo que parece difícil es que cualquier persona entre en esa sala.
R: Hay extremos y extremos, lógicamente. Por ejemplo, en la filmoteca gallega hay un grupo de señoras que van absolutamente a todo y eso que la programación incluye cosas muy extremas, pero se van haciendo a ello porque ha habido una labor de divulgación y enseñanza; evidentemente es un caso paradigmático, pero significa que no es imposible.
Otro caso en Galicia es el del festival Playdoc, que en su primer año sólo era habitado por cinéfilos y ahora las sesiones tienen una media de ocupación de 400 espectadores, con mucha gente que no está educada en este campo y, aunque no es experimental, tampcoo estaban acostumbrados a esa concepción del cine. Los festivales también estamos para esto, tenemos la obligación de hacer un trabajo de divulgación y comunicación generando atractivo a la ciudad y haciendo que los contenidos interesen.
P: ¿Crees que el público de ciudades donde se celebran este tipo de eventos asume mejor todo este cine más extremo al considerarlo una cita imprescindible?
R: Sí, de hecho, tenemos la suerte de contar con Numax, que es una iniciativa privada que programa un cine de ficción, autor o hibridación ficción documental y eso crea un hábito de consumo de cultura que facilita que el público acabe identificándose con un festival.
P: Entonces ¿tu fin como programador es abrir la mente más allá del ámbito cinematográfico? Porque para ti importa tanto un cortometraje como un largometraje o bien una masterclass.
R: Sí, nosotros lo que hacemos es dar prioridad a nuestro formato, pero luego buscamos generar esa comunicación, divulgación y demás para poder acercarnos al público para así generarlo. Hemos de ser conquistadores y ahí es donde se van nuestros esfuerzos.
Imágenes cedidas por el Festival Curtocircuíto.
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