Madrid. Sábado 22 de septiembre. Diez y pico de la mañana. La encargada de prensa de la cada vez peor organizada Heroes Comic-Con nos hace pasar de malas maneras (bueno, hablo en plural cuando no se nos permite entrar a La Noche Americana en equipo para hacer fotos) a una sala mal montada y peor distribuida (pero espaciosa, eso sí) en la que varios medios compartiremos entrevistas al mismo tiempo con los diversos autores que se han acercado a la, recordemos, más importante cita para los amantes del cómic americano y europeo de la Comunidad de Madrid. En medio de este caos organizativo y las malas maneras de la persona al cargo de lidiar con prensa y creativos aparece Peter Milligan como un faro de calma, académico, tranquilo y MUY británico, para responder a nuestras preguntas acerca de Britannia, la serie que está desarrollando junto a Juan José Ryp para el sello Valiant y que está editando en España Medusa Cómics.
Primero le cuestionamos sobre los orígenes del proyecto y nos contesta que siempre ha sentido una fascinación enorme por las culturas griega y romana. Viviendo en Londres (la Londinium romana) las referencias a estas semillas de la Europa moderna han sido constantes a lo largo de su vida, por lo que este proyecto ha ido tomando forma poco a poco en su mente hasta que ha tenido la oportunidad de hacerlo eclosionar en la serie que nos ocupa hoy.
Sobre el trabajo con Ryp, Milligan hace especial hincapié en la dificultad a la que el español se ha enfrentado al imaginar los paisajes, los atuendos y las formas de una Gran Bretaña de hace más de dos mil años. El guionista tenía clara la historia y trataba de hacerle llegar al dibujante las imágenes que tenía en la cabeza de la manera más clara posible, muchas veces recurriendo a una buena cantidad de investigación previa, pero aún así el trabajo de adaptación ha sido arduo. Había que traer de vuelta armas, casas, modos de vida… Así, sólo el aspecto sobrenatural de la obra ha permitido al dibujante soltarse un poco más el pelo.
Precisamente al preguntarle sobre la magia, Peter Milligan se ríe y nos confiesa que el quería hacer un ‘Aliens meets Yo, Claudio‘ y que le ha terminado saliendo algo parecido a lo que era su idea original, pero añadiéndole un ‘meets Philipp Marlowe‘ al final. Ya más serio, el guionista nos habla de los druidas, de cómo en la Bretaña celta previa a la aparición de los romanos estos personajes gozaban de poder y reputación y como los ejércitos de Roma los exterminaron en un intento de acabar con cualquier posible foco de resistencia al Imperio. Nos habla de la poca literatura que hay al respecto de los druidas (a un servidor le viene a la cabeza la serie editada por Yermo Ediciones) y de sus ganas por traer algo de esa magia antigua al cómic, aunque siempre quedara la duda de si era real o si había sucedido únicamente en la cabeza de los protagonistas.
Cuando le interrogamos sobre sus referencias reniega inmediatamente del terreno cinematográfico, al que tilda de mediatizado y pobre en documentación. Nos habla más de obras como la antes mencionada Yo, Claudio y de multitud de publicaciones de otros tantos académicos internacionales en las que se ha centrado a la hora de buscar quien hablara no de la Roma de los emperadores, los nobles y los generales de los ejércitos, sino la de las provincias, la del día a día que iba a ser, en definitiva por la que se moviera el protagonista de su historia.
En Britannia se produce un gran choque entre la manera de pensar de su protagonista (Antonius) y las clásicas de la época. Sobre este hecho Milligan nos cuenta que, en efecto, Antonius es un hombre de pensamiento moderno en un mundo en el que la gente sigue atribuyendo las cosas que no pueden explicar a la acción directa de los dioses. Relacionando esto con el mundo moderno, Milligan reflexiona que vivimos en un mundo que va cada vez menos a misa y que, sin embargo, ha permitido que florezcan líneas de pensamiento anti-científicas muy cercanas a las que tenía el pueblo llano de su obra. No era su intención que existiera esa relación, pero es una realidad que ha surgido de la propia escritura y que enriquece el relato.
Cuestionado sobre el papel de las mujeres en su historia, Milligan se lamenta del hecho de que, en el mundo de los cómics, el género femenino ha sido siempre víctima de una serie de clichés (ser salvadas o sexualizadas) que ha hecho mucho daño. En contraposición, el guionista ha tratado de presentar personajes de gran poder y carisma que, a su modo de ver, no se alejan de lo que sería una mujer media de la época.
Llega entonces el momento de preguntarle acerca del que será el tercer volumen de Britannia (Lost Eagles of Rome) y en el que ya no podremos disfrutar del dibujo de Ryp. Nos comenta que con el primer volumen trató de hablar de los romanos en la futura Inglaterra para después moverse a la capital del imperio en el segundo y que ahora le apetece explorar la parte más oriental del Imperio, llevando la acción al escenario de una catástrofe bélica que ocurrió en la realidad y poniendo al protagonista tras la pista de doce estandartes romanos perdidos que se revelarán pronto como algo más que unas simples señales a las que seguir por los ejércitos imperiales.
Finalmente, al comparar su trabajo en Valiant con el que ha podido realizar previamente en las grandes editoriales norteamericanas, Milligan nos cuenta como aquí disfruta de una mayor libertad y del conocimiento de que la obra es, de principio a fin, suya y que no depende de lo que otros autores hayan escrito con anterioridad.
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