«Hay pocos que conozca desde hace tanto. Y ninguno más valiente«
Ya comenzamos a verlo con el número anterior, Benjamin Percy ha embarcado a Logan en un viaje a lo largo y ancho del globo que le lleva a formar equipo con los héroes más variopintos justo ahora que azota con fuerza la Caída de X. Panini nos ofrece en esta entrega dos de esos viajes que lo llevan a irse de crucero con el Capitán América y a sumergirse en los rincones más sombríos de Wakanda en compañía del exiliado T’Challa. Puede resultar sorprendente que, con la que está cayendo, este guionista mande al mutante de las garras de adamántium de aventurillas con sus colegas de los Vengadores, pero tiene mucho sentido. Primero porque Lobezno se está ocupando de atacar a Orchis (y a los remanentes del plan loco clonador de la Bestia) allá donde puede hacerles más daño, sin importar el lugar y segundo – y más importante – porque el autor aprovecha para (al igual que se ha hecho en otras colecciones) mostrar la unidad de todos los héroes en contra del supremacismo y la filosofía del miedo que maneja la organización antimutante.
Además, la verdad es que me he divertido de lo lindo leyendo esta doble entrega (más que con la del cruce del mes pasado con Hulk). La historia con Steve Rogers es de lectura fácil, molona y con todos los ingredientes que puedes esperarte de un viaje por mar de estos dos personajes. Con la excusa de una subasta de productos saqueados de la isla principal de Krakoa, el Capi y Lobezno montan una misión de infiltración que se torna rápidamente en un festival de puñetazos y cuchilladas con un dibujo sensacional de Juan José Ryp. Lo cierto es que esta historia se me hace hasta corta y me quedo con ganas de seguir leyendo más colaboraciones entre amos personajes. Porque, como bien reflexiona el propio Logan: el Capitán América refrena sus instintos asesinos, mientras que éste es capaz de sacar al buenazo de América de su zona de confort.
«¿Debería sentirme insultado por tus dudas?«
El viaje de nuestro protagonista a Wakanda no es tan divertido como la primera aventura, pero sigue siendo interesante. Por un lado nos muestra una parte del país africano que apenas sale a la luz y por otra, y sin andar contándonos la actual realidad de Pantera Negra, nos enseña como hasta en el país de creencias y moral más firmes pueden existir sujetos más allá de la ley y carentes de cualquier clase de brújula moral. También devuelve a primer plano a la agente de Orchis Jun Wei, sobre la que acabamos de leer en X-Force y que, tras la terrorífica experiencia con Mikhail Rasputin, vuelve a sus quehaceres neofascistas con total normalidad, por si alguien se había quedado preocupado por ella.
Lo dicho, el mes que viene tendremos la última entrega de esta gira mundial de la cuchillada en la que se ha embarcado el personaje (le toca hacer pareja con Spider-Man y yo no quiero perdérmelo) antes de su más que probable regreso a X-Force y el comienzo del evento que nos va a tener ocupados hasta el Wolverine #50 norteamericano: La Guerra de Dientes de Sable (el regreso por todo lo alto de la némesis de Lobezno tras su paso por el Foso krakoano). No sé vosotros, pero yo veo a Percy en plena forma y con capacidad para seguir llevando a este personaje durante otros cincuenta números o más.
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