Desde que el ser humano pudo alzar la cabeza para contemplar el universo siempre se ha cuestionado acerca de lo incomprensible que resulta el mismo. Sin embargo, en ocasiones resulta demoledor reconocer que no hace falta cruzar galaxias, ni recibir visitas de pintorescos seres, para darnos cuenta de que el lugar que habitamos sí que es extraño. Aisha Franz se ocupará de darnos una respuesta a tal enigma en su obra Planeta Tierra publicado por Ediciones la Cúpula en la que, mediante el punto de vista de tres mujeres que componen una familia de dos hijas y una madre, nos narrará una historia de fuerte tono costumbrista pese a lo extraordinario de los episodios que acontecen.
Salir a dar un simple paseo será un cambio revolucionario en la vida de una niña cuando realice un descubrimiento insólito: el hallazgo de un ser venido del espacio exterior. Tal visitante debe ser ocultado para protegerlo y ni siquiera su madre o su hermana deberán saber sobre el tema. Tristemente, las adultas de la casa no estarán muy interesadas ya que se verán absorbidas por una serie de problemas que provocará que no conozcan a tan inesperado huésped. La hermana mayor hace su vida a parte sin pasar demasiado tiempo en el hogar, quedando con sus amigas y replanteándose todas sus dudas que tiene sobre su futuro, los chicos o el largo verano que se presenta tras acabar el instituto. Por su parte la madre pasa mucho tiempo reflexionando sobre el pasado y las oportunidades perdidas.
Aisha Franz nos presenta a tres protagonistas que representan las etapas más importantes en la vida de una persona: infancia, adolescencia y madurez. Más allá de crear un personaje que pase cronológicamente por esas etapas, ha optado por crear a tres que las vivan a la vez y se relacionen entre ellas. La fantástica niñez en las que es posible creer en las cosas más increíbles, la dudosa juventud en la que nos cuesta comprender qué queremos y la reflexiva madurez en la que juzgamos si hemos obrado correctamente. Estas ideas se convertirán en los quebraderos de cabezas de nuestras heroínas que tendrán que hacerlo frente con la imaginación, la experimentación de cosas nuevas o recordando el pasado. Aunque en principio parezca que los diferentes argumentos tienen poco que ver, en determinados momentos las tramas se entremezclarán y podremos comprender mejor la psicología de los personajes.
Una de las mayores sorpresas que encontraremos en la obra será su estilo de dibujo. Si nos limitamos a examinarlo por encima, muchos encontrarán unas habilidades pictóricas muy simples, como si un niño pequeño hubiese hecho una serie de garabatos y posteriormente los hubiere emborronado. Tras una lectura más exhaustiva, descubrimos un manejo increíble de la ambientación y las perspectivas haciéndonos entrar por completo en la obra, así como un manejo de una serie de capas de color gris que emulan el efecto de unos trazos hechos en un cuaderno de clase por un chaval. Se consigue en todo momento transmitir con ese aspecto tan básico una atmósfera cercana, como si la autora pretendiera transmitir que estamos entrando en unos recuerdos.
El lenguaje cotidiano y común estará presente durante toda la historieta y ayudará al lector a entender mejor el carácter y sentimientos de sus protagonistas. Con Planeta Tierra, Aisha Franz demuestra estar muy afín a la corriente europea del cómic en la que predomina el costumbrismo y los diálogos intensos y elaborados. Planeta Tierra supone la primera novela gráfica de su autora, si bien es cierto, había publicado en numerosos fanzines y en la publicación barcelonesa El Colibrí.
Ediciones la Cúpula apuesta por Planeta Tierra como obra de corte alternativo y minimalista editándola en tamaño de bolsillo, 212 páginas y en blanco y negro por 16 euros, disponible en todas las librerías. Es posible que algún día el ser humano llegue a explorar otros planetas pero ¿conseguirá terminar de comprender el suyo?
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