«En los exámenes de física era conocido por llegar tarde«
Albert Einstein es, junto con Stephen Hawking, el único físico que se ha convertido en un icono de la cultura popular. Su gesto, su pelo alocado y gran parte de sus frases lapidarias han dejado una suerte de sedimento en la gente de a pie que va mucho más allá de su famosa E = m * c² (fórmula que todos recitamos de carrerilla y que muchos menos pueden afirmar que comprenden). Jim Ottaviani, con dibujos de Jerel Dye, trata de abarcar la totalidad de su vida en una obra que no pretende ser una biografía como tal, sino que aspira a retratar a la persona más allá del personaje que tenemos todos en la cabeza, con sus claros y sus oscuros, justo ahora que vuelve a ser representado en la gran pantalla (aunque de pasada) gracias al filme de Oppenheimer de Christopher Nolan, donde le da vida Tom Conti.
Lo que nos encontramos es un álbum densísimo en el que abundan las referencias a una física al alcance de unos pocos y en el que decenas de ilustres científicos hacen acto de presencia (desde Niels Böhr hasta Max Planck) para ir dando forma a lo que hoy conocemos como la física moderna. La teoría de la relatividad, el estudio de los fotones, la física cuántica… son presentadas superficialmente en un intento de no perderse en un océano de ecuaciones e intentos por explicar en una frase lo que el protagonista de nuestra historia logró reducir a un único libro. Con todo, hay segmentos de esta obra que se harán pesado a todo aquel que se dedicase a planchar la oreja durante las clases de física del instituto.
«El Señor es sutil, pero no malicioso«
Más interesante es poder bucear en la personalidad complicada (y a veces contradictoria) de un hombre al que la psicología actual considera sospechoso de padecer asperger (uno trastorno del espectro autista del que también son ‘sospechosas’ grandes figuras como Isaac Newton o Charles Darwin). Tenemos ante nosotros a todo un negacionista de la autoridad otorgada por la gracia de Dios, a un socialista confeso (toda una cruz en Estados Unidos, donde pasó sus últimos años), un mujeriego incurable y el peor enemigo de sus propias teorías, que tendía a considerar provisionales y trataba de refutar en cuanto se presentaba la ocasión. Ottaviani y Dye nos presentan en este cómic de Norma Editorial la fotografía de una persona de difícil trato, cuando quería, pero absolutamente genial en casi todos los demás campos. Tratan así de configurar una imagen más realista que se aleje del icono y baje al científico a la tierra.
Lo cierto es que lo consiguen. La imagen con la que uno parte antes de leer este álbum y la que queda en nuestra mente al término del mismo no coinciden (demostrándose así la relatividad de cómo se percibe al personaje dependiendo dónde [o cuándo] se encuentre el observador). Pero la verdad es que el cómic puede llegar a hacerse un poco pesado al avanzar tan lento por tantas anécdotas y momento de la intensa vida que llevó el bueno de Albert. Einstein se sitúa a medio camino entre la biografía clásica (al final del volumen podemos encontrar una extensa cronología de su vida) y el biopic al que nos tienen acostumbrados los productores de entretenimiento de Hollywood. Resulta una buena manera de acercarse al genio sin sumergirse del todo en las profundas aguas de sus enormes conocimientos sobre la física y la naturaleza del universo.
Deja un comentario: