Desde la pequeña Islandia nos llega un thriller de acción y aventuras (más lo segundo que lo primero) dirigido por Óskar Thór Axelssony con un reparto encabezado por Vivian Ólafsdóttir, con el veterano Iain Glen como principal reclamo internacional. Nazis, cambio climático, heroínas accidentales, conspiraciones… Operación Napoleón (que adapta la novela de Arnaldur Indriðason) propone un cóctel bien cargado.
Todo arranca con el descubrimiento de un avión nazi estrellado a finales de la 2GM en el glaciar de Vatnajökull. ¿Cómo llegó ahí? ¿Cuál era el objeto de su viaje? ¿Qué secretos esconde? Muchas preguntas y una serie de fatales casualidades que llevan a Kristin (Ólafsdóttir) a iniciar una carrera por salvar la vida y descubrir la verdad.
Modélica en sus planteamientos (todos esos hitos y giros comunes al género están presentes), Operación Napoleón tiene una clara vocación aventurera. Su protagonista, siguiendo la tradición hitchcockiana, es una mujer corriente arrastrada a una compleja trama que se le escapa, pero ante la que debe reaccionar. Este aspecto es interesante, porque en este tipo de películas es habitual que el conflicto en ciernes engulla a su protagonista, privado de iniciativa y movido en base a los actos y decisiones del resto de personajes. Kristin, sin embargo, asume su importancia y se convierte en protagonista activa de la acción.
El problema es que, a su alrededor, la película no ofrece suficientes alicientes para que su personaje sobresalga. Como mencionaba, Operación Napoleón no sale de los lugares comunes de este tipo de propuestas. Y tampoco lo hacen sus personajes, anclados todos ellos a los arquetipos que representan. Es, con lo bueno y lo malo que ello conlleva, una película de fórmula.
Con el cómo acotado a unos modos muy estrictos, el interés de Operación Napoleón descansa sobre todo en el qué. Y aquí, siendo también algo conservadora (las «cosas nazis» siempre funcionan), la propuesta de Óskar Thór Axelssony gana en identidad. Por poco que se aproveche, el paraje islandés es todo un plus, y el misterio no solo es atractivo, sino que sabe guardar su resolución hasta el final, manteniendo la expectación del público.
Lejos de la excesiva sobriedad a la que nos tiene acostumbrado el thriller nórdico (sobre todo el escandinavo), Operación Napoleón se gusta en su livianidad, dando espacio incluso a ciertos descansos cómicos que fortalecen el desarrollo de las relaciones entre los personajes. No es un filme de los que dejan huella y su ánimo de blockbuster (cuando tema y personajes piden algo mucho más contenido) le hace un flaco favor; pero como apuesta como thriller de aventuras, Operación Napoleón es un título muy disfrutable.
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