«Si me muero, ¿tú qué harías?«
Uno no se lee La Carretera (la adaptación que ha hecho Manu Larcenet de la novela de Cormac McCarthy) y luego sigue con su vida como si tal cosa. Las mismas cenizas que surcan los cielos de este cómic post-apocalíptico se nos pegan al paladar y hacen más erráticas nuestras pisadas. Al menos durante un buen rato tras haber finalizado su lectura. Del mismo modo, resulta muy complicado leer este álbum haciendo parones cada cierto tiempo, ya que su narrativa nos atrapa y nos obliga a seguir leyendo hasta la última página (y luego uno se queda maldiciendo porque no haya más y nos tengamos que contentar con lo que hay). La Carretera es brutal, es desgarrador, es una obra soberbia que se ganó el Premio Eisner a Mejor Adaptación en 2025 y que ahora Norma Editorial nos vuelve a traer en un fantástico formato de lujo en blanco y negro y gran tamaño que va a agradecer nuestra biblioteca personal.
No se puede decir que esta novela gráfica contenga un relato optimista, pero sí que posee una fuerza propia que es la que lleva a un padre a seguir avanzando aún al límite de sus fuerzas por un paisaje desolado y terminal mientras cuida de su hijo y trata de inculcar en él las nociones básicas sobre el bien y el mal en un mundo en el que la supervivencia está en lo más alto de las necesidades humanas. Esa fuerza, esa tozudez con la que el padre protagonista empuja su carro y se esfuerza por llegar al día siguiente no es que sea optimista, ya os digo, pero sí que invita a nuestras almas a empujar con él, a arrimar el hombro y rezar porque ambos, padre e hijo, lleguen al fin a un lugar seguro en medio de tanto caos y muerte. Y el amor incondicional por su hijo que desprende este personaje es suficiente para caldear nuestras almas, heladas por lo que están leyendo página a página en este siniestro vistazo al futuro de la Humanidad.
«Mi sitio está contigo, siempre«
La novela de MacCarthy, de 2006, ya cambió de formato en 2009, cuando John Hillcoat llevó el relato al cine con Viggo Mortensen en el papel de padre y Kodi Smit-McPhee (Rondador Nocturno en las últimas películas de X-Men) como el hijo. Y como en aquella ocasión, Larcenet lo clava a la hora de recrear la atmósfera fría, sucia y desasosegante de la historia original. Lo hace tan bien el autor que uno casi puede sentir la ceniza bajo sus propios pies mientras va pasando las páginas de este cómic. Y quien no termine su lectura con los ojos ligeramente empañados es que tiene el alma adormilada.

La Carretera
El nuevo formato en el que Norma edita esta obra para esta edición de lujo contribuye a disfrutarla aún más. La edición en blanco y negro apenas se aleja del original (que apostaba aquí y allá por momentáneos tonos ocres) y ayuda a disfrutar aún más del trabajo de entintado digital del autor a la vez que el gran formato del álbum nos permite disfrutarlo página a página como la gran obra maestra que es tanto a nivel narrativo como gráfico. Además, Norma nos incluye una sección de extras con bocetos, ilustraciones y algunas viñetas que fueron eliminadas en la versión original, así como de un ‘exlibris’ en forma de lámina numerada que hará las delicias de los que adoran esta clase de contenido.
La Carretera ya era de por sí una lectura imprescindible. Ahora, con esta edición de lujo, se convierte en un cómic que no podéis dejar pasar y en el regalo perfecto para el aficionado a las viñetas en las fiestas que se avecinan el mes que viene.
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