Norma Editorial suma a su catálogo a la mangaka Asuka Konishi con su serie Mi prometido yakuza (que lleva publicados siete volúmenes en Japón), una obra en la que se mezclan la violencia yakuza, las relaciones de conveniencia y ¿el amor? Emplazados por sus respectivos abuelos, los nietos de dos clanes mafiosos se conocen y empiezan a estrechar lazos a fin de ver si hay el feeling suficiente entre ellos para prometerse y unir a sus respectivas familiar. Pero claro, entre la formal primera impresión y la verdad de Yoshino y Kirishima hay una distancia abismal.

«Tampoco hay necesidad de que sepas nada de eso«

En el primer tomo la autora dice que su intención es la de trasladar su experiencia viendo como el cine occidental representa -en general- a la yakuza. Es decir, Mi prometido yazuka vendría a ser la representación de una representación de la yakuza. Si la imagen de Hollywood sobre la yakuza puede resultar distorsionada para los japoneses, ¿cómo de distorsionada será la imagen de la imagen? Cualquier parecido con la realidad es simple y extraordinaria casualidad.

Es importante esta anotación -que Konishi hace en la solapa del primer volumen, justo antes de que nos metamos de lleno en la lectura- porque ya nos pone sobre aviso de que nuestras expectativas pueden no ser correspondidas. La autora nos invita a adentrarnos en su obra con la mente abierta. Habrá clichés y tópicos, pero muchos de ellos se retorcerán e irán mucho más lejos de lo previsible. Personajes como Somei (el abuelo de Yoshino) o el propio Kirishima son cristalinos respecto a las intenciones de la mangaka.

Y si Mi prometido yakuza no es un thriller ciminal al uso, tampoco es un romance per se; lo que no significa que luego evolucione en dicha dirección. Pero en estas primeras entregas lo que nos encontramos son dos personajes muy distintos entre sí, no tanto como para que exista una relación de odio entre ellos (y ya sabemos… solo hay un paso del odio al amor), pero son lo suficientemente diferentes como para generar un clima de incomodidad y de miedo. El conflicto, pues, está servido. Todo esto lleva a que la obra muestre un tono extraño, peculiar, que requiere de nuestra participación para dar tiempo a Konishi a desarrollar sus ideas.

Será interesante ver cómo evoluciona Mi prometido yakuza a partir de ahora una vez perfilados los caracteres protagonistas y abierta la trama no solo a explorar cómo se relacionan Kirishima y Yoshino, sino en averiguar qué traman sus respectivos clanes y cómo pueden afectarles sus planes.