Recopiladas ya en tomo la miniserie original y sus dos aventuras complementarias (Inmortales y Esperanza en el fin del mundo), ECC Ediciones trae, por fin, la secuela directa de DCsos, que toma por título Planeta Muerto y que sitúa la acción cinco largos años después de que el mundo fuera condenado por la ecuación de la antivida.

«Está muerta. Lo vi. Estuve allí. Hasta que dejé de estarlo«

Las impresiones que nos dejó la lectura del primer número se corroboran y expanden a lo largo de los siete capítulos en los que se desarrolla este segundo acto de la aventura zombificada de Tom Taylor y Trevor Hairsine. El terror y la carga alegórica de la aventura fundacional de la franquicia han desaparecido por completo. Planeta Muerto ha perdido el miedo a los no muertos y plantea un relato más centrado en la acción y las heroicidades de sus protagonistas. Los autores, además, aprovechan el relevo de las principales figuras deceítas para jugar con las diferencias entre los actuales Batman y Superman respecto a sus padres y predecesores. Habría sido una interesante oportunidad para apuntar alguna reflexión acerca del legado, pero Taylor y Hairsine están a otros menesteres.

DCsos: Planeta Muerto mantiene intacta su capacidad de sorprender y ofrecer secuencias llenas de acción y dinamismo, pero por el camino ha perdido profundidad e intenciones.

Esto no es necesariamente algo malo. De hecho buena parte de las historias que protagonizan los iconos más importantes de DC y Marvel son así. Y en estas lides pocos autores hay tan notables como Tom Taylor. Más aún cuando se junta con dibujantes como Trevor Hairsine. Entre ambos construyen una aventura frenética que es casi como una carrera contrarreloj. Cambia de protagonistas (Lois Lane y Canario Negro cae a un papel secundario respecto a personajes como Constantine o Zatanna) y abre nuevos y dramáticos frentes. Planeta Muerto carece de la frescura del primer volumen de la colección, pero sabe aportar las suficientes novedades para no caer en la repetición.

Y aunque la amenaza apremiante se detenga y haga el camino inverso a la primera miniserie (partimos de un escenario desesperado y vamos a otro en el que vuelve a surgir la chispa de la esperanza), los autores dejan dos interrogantes abiertos que aseguran, como mínimo, una tercera visita (al margen de series derivadas o complementarias) al mundo de DCsos. Como extras, la edición de ECC aporta poca cosa: una selección de portadas y bocetos.