La Edad Oscura

La Edad Oscura: La luz de Marvel

Uno acaba la lectura de La Edad Oscura con una sensación agridulce difícil de gestionar. ¿Por qué? Porque la historia atrapa desde el primer momento y genera un interés creciente, tanto en lo que sucede en las viñetas como en todo aquello que no se cuenta y queda en los márgenes. Pero acaba. Y no tendrá seguimiento más allá de lo contenido en este tomo. Ni a corto ni a medio plazo. ¿A largo? Siempre se puede soñar, pero es improbable… aunque cosas más raras se han visto, como la segunda vida del Viejo Logan. La Edad Oscura fue el último trabajo de Tom Taylor para Marvel Comics antes de firmar en exclusividad con DC Comics, lo que ha hecho inviable seguir explorando esta realidad marcada por la ausencia de electricidad.

 

«Algunos nunca volveríamos«

 

Lo cual es una pena, porque Taylor (e Iban Coello) idea un mundo en el que jugar con personajes y situaciones con total libertad. Ejercicios como este, de ruptura con la continuidad a través de hechos traumáticos que cambian el paradigma de los personajes, ya los sacó adelante con éxito incontestable tanto en DCsos como en Injustice: Gods Among Us. La primera aventura venía a ser una DC Zombis, mientras que la segunda (precuela del videojuego homónimo) convertía a Superman en el más temible de los dictadores. La marvelita La Edad Oscura juega en esa liga, planteando una realidad a oscuras, en la que el despertar de un antiguo mal tiene como consecuencia el apagado del mundo entero… y sin posibilidad de revertirlo.

 

La Edad Oscura

 

Pero allí (en DC) donde personajes como Batman inducen a pensar en las sombras y abrazar la oscuridad, aquí (en Marvel) tipos como Spiderman se arrojan de cabeza hacia la luz. La Edad Oscura pone buena cara al fin del mundo tal como lo conocemos y se crece ante la adversidad. Hay drama y hay tragedia, pero también una necesidad de ver el vaso medio lleno. Y no necesariamente se da este matiz luminoso porque sea una historia de Marvel. Hace nada lo vimos en Aliens vs. Vengadores. Quien marca el tono es la voz elegida para narrar la historia. Y este no es otro que un Peter Parker padre de familia.

 

Es cierto que las primeras páginas, correspondientes al prólogo aparecido originalmente en el especial Día del Cómic Gratis de 2020, invita a pensar en algo mucho más sombrío y descorazonador, pero según arranca la aventura en sí, con un narrador (Parker) hablando en pasado solo da pie a dos caminos: o ha vivido lo suficiente para contar la victoria, o está muerto. Y determinadas circunstancias y «sorpresas» inclinan pronto la balanza hacia la primera opción.

 

Así, el atractivo de La Edad Oscura no está tanto en saber si los héroes triunfan o fracasan, sino en cómo superan todos los obstáculos y, más importante, en cómo es el mundo en el que viven. Esta es la clave. Desde el guion escrito de Taylor a la traslación visual de Coello, no paramos de recibir estímulos sobre cómo funcionan las cosas en esta Tierra sin electricidad: ya sean los rediseños en los trajes de superhéroes tecnológicos como Iron Man o la forma en la que se solventan los viajes oceánicos o se integran los peligros sobrenaturales en la nueva realidad, cada descubrimiento que hacemos plantea más interrogantes que queremos responder. La Edad Oscura consigue lo más difícil, que no es otra cosa que despertar nuestra curiosidad.

 

Por ello, como decíamos al principio, uno acaba la lectura con una sensación agridulce, porque es consciente de todo el potencial que descansa en esta Tierra alumbrada por el optimismo y el espíritu de aventura. 

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