«¿Queréis destruir algo construido para ayudar a la gente?«
Reconozco que me ha costado un poco lanzarme a por esta serie que publica Panini bajo el sello Amanecer de DC. Su formato en tomos mensuales introduce mucho contenido cada muy poco tiempo y lo cierto es que mi trayectoria con las series de Nightwing se vio seriamente alterada por el maltrato al que las sometió ECC en sus últimos estertores. Así, lo último que escribí sobre el personaje se remonta a 2019, momento en el que tuve que tirar la toalla. Sin embargo, la presencia de Tom Taylor (un peso pesado de DC desde su Injustice: Gods Among Us) y la posibilidad de retomar la historia poco después de donde la abandoné hace ahora seis años me convencieron para darle una oportunidad. ¡Y menos mal! Porque en Amanecer de DC: Nightwing nos encontramos con algo que siempre he estado buscando en los cómics de superhéroes en las últimas décadas y pocas veces me he encontrado: esperanza, luz, alegría, ganas de vivir la vida y un sinfín de emociones positivas más que hacen de esta colección un brillante faro que muchas otras series deberían utilizar como guía.
Parece un poco superlativo pero no lo es. Taylor, con la ayuda de un inspiradísimo Bruno Redondo, dota a la colección del primer Robin de un alma y un estilo únicos. Ambos artistas rescatan el carácter fuerte y alegre del protagonista que comenzáramos a leer en la etapa de Tim Seeley (que ya se lo llevó a Blüdhaven después de todo el jaleo de la Noche de los Búhos) y que quedara tan brutalmente truncada tras el disparo que Dick Grayson recibió en la cabeza y que le hizo olvidar su propia identidad durante una temporada. Todo eso queda atrás (como también se ve desde el retrovisor la muerte de Alfred Pennyworth) y Nightwing (y el propio Grayson) comienza una nueva etapa en la que sus dos identidades (la pública y la de héroe) reman con fuerza para hacer de la ciudad vecina de Gotham un sitio mejor en el que vivir.
«Demasiado tarde. Ya lo he puesto en el grupo«
No le van a faltar villanos a nuestro protagonista en esta aventura (entre ellos emergen el poderoso Blockbuster y el siniestro Heartless), pero el carácter positivo y optimista que Taylor y Redondo le dan a la serie hacen que siempre tengamos la esperanza de que todo va a salir bien. No sólo eso, el guionista salpica los diálogos del personaje con sus amigos y aliados de chanzas, coletillas y chistes que suenan tan naturales que bajan al personaje a nuestro propio nivel, haciendo que lo sintamos como alguien cercano y, sobre todo, creíble. Y esto es muy importante cuando hablamos de un tipo que pasa de inaugurar unos terrenos para los desfavorecidos a correr casi a la velocidad de la luz a caballito sobre uno de sus mejores amigos. Uno se lee estos tomos de cabo a rabo sin casi darse cuenta y con la sensación constante de estar leyendo sobre un amigo, más que sobre un inalcanzable superhéroe.

Lo de Bruno Redondo se debería enseñar en las escuelas de arte e ilustración. Fijaos en el primer capítulo de Amanecer de DC: Nightwing #2
Amanecer de DC: Nightwing es una auténtica pasada. Es un regalo que no sabíamos que necesitábamos, pero que ahora le agradezco mucho a Panini haber editado. Es toda una gozada leer de cuando en cuando cómics que nos ponen una sonrisa en la cara y que nos invitan a mirar al futuro con algo más de optimismo. Vivimos una época tan oscura que parece como si no tuviéramos derecho a ser felices y nada más lejos de la verdad. Tal y como reza el primer tomo de esta colección, este Nightwing da un salto hacia la luz y nos invita a quienes lo leemos a que tengamos la misma loca, injustificada y maravillosa idea.
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