«El dolor ya no se me pasa como antes«
ECC nos trae una historia que se va unos años en el futuro para presentarnos a un Bruce Wayne ya un tanto mayor para estas cosas (sin llegar al rollo Frank Miller, pero casi porque llega a parafrasearlo) que se toma un respiro del opresivo ambiente de Gotham para irse al opresivo ambiente de las noches europeas (y británicas, ahora que se han cambiado de continente) tras enterarse de que un avión de su empresa se ha estrellado sin supervivientes y con un tufo a atentado que ha llegado hasta las costas de los Estados Unidos. Este viaje de Erasmus, aparte de ayudarnos a recordar que Europa también existe en los cómics norteamericanos, le sirve a Tom Taylor para rescatar a viejos aliados del héroe de nuestro continente y para presentar a una interesante villana sobre la que cabría verter alguna clase de reflexión.
Pese al título de la obra, el trabajo detectivesco de este relato es mínimo (o, más bien, se pasa sobre él de puntillas) y en ningún momento uno tiene la sensación de estar dando palos de ciego. El cómic es cortito y los misterios se han de resolver rápido y sin demasiado mareo. En lugar al tema de las pesquisas, el título hace referencia a uno de los mentores de Batman, el que hizo de él uno de los mejores detectives del mundo y que ahora se ve también envuelto en la escalada de asesinatos que la banda de villanos que se disfraza como él pretende no atribuirle, sino hacer que se sienta responsable por cada una de las víctimas. El tema de la ‘vejez’ del Murciélago tampoco parece ser demasiado relevante para la trama, puesto que, aunque nos lo recuerda muchas veces y las heridas se van acumulando, tampoco es que veamos que acuse el agotamiento en ningún momento de la trama.
«Si no lo hubierais salvado habría mucha gente que no habría muerto«
Como veis, Batman: El Detective está repleta de pequeños fallos de esos que uno no sabe bien a qué atribuir, si a las prisas o a las ganas de hacer cosas que ‘molen’ en el menor espacio posible. Es como la red internacional de aliados de Batman, en la que los personajes no se ven entre sí, pero que poco falta para que nos la proyecten en una gran pantalla en los jardines de Versalles. Da la impresión de ser un cómic hecho con prisas, con una muy buena idea de fondo, pero sin tiempo suficiente como para pulir los errores y redondear el resultado del trabajo ya hecho.
Y de verdad que la idea de Equilibrio es buena. Batman lleva salvando vidas una burrada de años pero, ¿son todas las vidas que ha salvado de miembros útiles para la sociedad? Ni mucho menos. El personaje de Equilibrio toma esta idea, la retuerce, la lleva al límite y -con todo eso en mente- se dedica a equilibrar la balanza de vivos y muertos a las espaldas del Caballero Oscuro. Cabría reflexionar que el ser humano no es juez, jurado y verdugo de las acciones de sus semejantes, pero sí que puede ser salvador del prójimo que tiene a su lado en un momento determinado. La idea de salvarle la vida a alguien y que te salga la cosa rana no es nueva (ahí tenemos a mi querido manga de Naoki Urasawa: Monster), pero sí es interesante ver como todo lo que ocurre en este cómic remueve a Batman y le hace tratar de rectificar las malas consecuencias que tienen a veces sus buenos actos.
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