«Pensé que era dañino para todos vosotros. Lo puse en mi nombre…«
No tengo palabras para calificar lo que está siendo el final de fiesta de Al Ewing al frente de la colección de Veneno. Lo que empezara como una revisión de lo mecanismos que hacían funcionar al personaje al tiempo que se obligaba a crecer y a madurar a la siguiente generación simbiótica se ha terminado convirtiendo en una ensalada en la que cada ingrediente busca estar por encima de los demás y en la que no terminamos de saborear nada de nada. Hay muchos simbiontes pegándose en un cuadrilátero (y la mitad de ellos son Eddie Brock) , mientras tanto, Meridius (otro Brock más) y Matanza se dedican a cargarse la ciudad sin que nadie parezca mover un dedo (supongo que para eso están los spin-off).
Me da tanta pereza enfrentarme a este evento que este cómic se ha tirado leído y sin reseñar durante semanas en mi escritorio. Y es que ¿qué puedo contar que no haya contado ya en el número dos o incluso en la primera entrega de la cabecera? Bueno, hay un giro al final de este cómic que puede ser positivo para la historia, pero que tampoco es que sea la repanocha. Y, como decía en otras reseñas acerca de los últimos trabajos de este autor, me da la impresión de que Al Ewing está sencillamente cansado y que hay obras, como ésta, que las escribe más por compromiso que por contar una historia que de verdad le interese. Y tener a Marvel susurrando al oído que te des prisa y que metas a tus personajes en tal o cual evento tampoco creo que ayude demasiado. La Guerra de Veneno, que debería estar redefiniendo el universo simbionte, se ha convertido en una telenovela barata con muchos más capítulos de los estrictamente necesarios.
«El vicio y la virtud son para el artista materiales para el arte«
No hace falta que os hable de las bondades de Al Ewing, ni de los excelentes cómics que ha escrito, como tampoco hacía falta en su momento cuando llegué a Kieron Gillen con una Patrulla-X que no me decía ni fú ni fá. Al final todo pasa por querer exprimir a los mismos autores una y otra vez hasta dejarlos vacíos y sin ideas. ¿Es esto lo peor que ha escrito Ewing en su vida? No estoy seguro, pero sí sé que está contando los segundos hasta que este evento termine y pueda dedicarse a otras cosas e, incluso, a otras historias.

Guerra de Veneno #3
La pena es que mucha gente no suele leer quién ha escrito tal o cual cosa y sólo terminan fijándose en los responsables de una historia cuando ésta está a puntito de echar el cierre por su final o por su falta de ventas y Ewing se llevará muchos palos que tienen el nombre y apellidos de los editores detrás de esta colección. Lo dicho, pobre despedida para un autor con mimbres más que suficientes como para contar algo con mucha más enjundia. Menos mal que Panini cierra cada grapa con una mención al caballo-Veneno…
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