Renault: Las Manos Negras

Renault – Las Manos Negras: La apasionante vida de un capullo

Renault: Las Manos Negras«¿La fortuna no ayudaba a los audaces?«

 

Dos cosas me quedan meridianamente claras tras la lectura de Renault: Las Manos Negras. Una es que Louis Renault fue un genio y un trabajador formidable que no entendía el significado de la palabra rendición. La otra es que era un capullo insufrible para cualquiera que se acercara a él lo suficiente. Antoine Lapasset y Benjamin Benèteau no tratan de ocultar ninguno de estos dos extremos cuando firman el cómic que publica ahora Norma Editorial en nuestro país. Y quizás sea esto en parte lo que hace de este álbum una lectura tan apasionante como necesaria. Uno sale de su lectura sabiendo un poco más de historia del siglo XX, sobre la historia de Francia y sobre la psicología de los habitantes de nuestro país vecino, tan distinta en muchas cosas y tan parecida en otras.

 

Renault: Las Manos Negras sigue la trayectoria del fundador de la que es quizás la marca de vehículos más reconocible del país galo (podría decirse que por encima de Peugeot o Citroën) desde que abandonara el negocio de sastrería de su familia para ponerse a construir motores que le permitieran correr sin apenas seguridad por las polvorientas carreteras de la Francia rural y hasta que falleciera bajo la acusación de colaboracionismo con los nazis tras la II Guerra Mundial. Lo hace a través del testimonio simulado de personas que lo acompañaron durante distintas épocas de su vida, que van intercambiándose en el papel de narrador según les corresponde. Lo que nos queda es la imagen de un hombre duro, seco, incapaz de llevarse bien con nadie ni de pensar en otra cosa que no fueran su trabajo, sus fábricas y sus condenados coches.

 

«Cuando hablaba de los años 20, los recordaba con espanto«

 

Así, Lapasset y Benèteau nos llevan de la mano por sus primeros inventos, sus innovaciones en el diseño de motores más eficientes, la construcción de su primera fábrica… Por el camino somos testigos de las revoluciones sindicales, de la entrada de Francia en la I Guerra Mundial y su terrible papel en la misma por culpa de uno de los males endémicos de ese país -la burocracia- que tan bien conocemos en el nuestro propio. También asistimos a la fuerza de las ideas de Louis y como éstas, finalmente, ayudaron a resolver el conflicto. Todo ello contado con un guión bien hilado y con un dibujo expresivo que nos ayuda a meternos en la historia de cabeza. Renault: Las Manos Negras no se lee, se devora con el afán de saber hacia dónde nos va a llevar cada nueva aventura, por más que lo que se nos esté contando sea de dominio popular.

 

Renault: Las Manos Negras

Renault: Las Manos Negras

 

Esto habla muy bien de la obra de este guionista y este dibujante. Ambos se permiten incluso el reflexionar sobre el hecho de que si Renault creció más allá de donde llegaron sus rivales fue gracias a que su propietario se negó a caer en manos de los bancos y sacrificó un crecimiento más rápido y espectacular en favor de mantener todas sus inversiones bajo su propia ala, lo cual debería ser de obligado estudio para quienes lanzan nuestra época, la del capitalismo imbécil, hacia un negro pozo en el que la usura de los bancos y el poder de las grandes corporaciones nos abocan cada vez más a conflictos que creímos haber dejado atrás en el siglo pasado.

 

Por último, sólo cabe añadir que la edición que nos trae Norma Editorial de este cómic es magnífica, con el tamaño que caracteriza a las publicaciones galas y con unos extras finales que merecen una lectura calmada.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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