Serial

Serial: De gatas y ratones

SerialNorma Editorial trae de vuelta a uno de los nombres propios de su catálogo de cómic americano con una obra que ya se hacía de rogar en nuestro país. Hablamos de Terry Moore y de Serial, publicada originalmente entre 2021 y 2022.

 

«¿Nadie te ha hecho venir como cebo?»

 

La particularidad de Serial radica en que se trata de un spin-off de Rachel Rising, cómic (publicado por Norma en tres volúmenes) con el que el autor anglosajón se adentró por primera vez -a su manera- en los modos del terror. Zoe, la protagonista de Serial, nace en las páginas de Rachel Rising, pero su lectura no es requisito para disfrutar de esta nueva aventura. Es más, seguramente una vez leída Serial queráis ir a hincarle el diente a Rachel Rising, tal es su poder como puerta de entrada a su peculiar universo.

 

Serial es un thriller que gira en torno a la venganza y un macabro juego de gatas y ratones. De una parte tenemos a una asesina en serie con unas ideas muy claras sobre el perfil de sus víctimas, y de otra parte tenemos a Zoe, que hará todo lo posible por dar con la asesina para hacerle pagar con su misma moneda. Eso si la policía (encabezada por una diligente inspectora) no actúa antes. Tres depredadoras incansables con un objetivo entre ceja y ceja y el tiempo corriendo… a su favor o en su contra, según la perspectiva de cada una.

 

Serial

 

A nivel temático, Serial es una obra muy concisa. Desde el primer momento sabe qué quiere contar y cómo hacerlo. No esperéis una trama súper enrevesada o grandes sorpresas que reescriben los acontecimientos de la forma menos pensada. En ese sentido, puede ser incluso hasta algo decepcionante cuando en apenas un par de páginas Zoe deduce todo lo que necesita para dar caza a la asesina.

 

El interés de Serial radica en el retrato de sus protagonistas. Ese es el fuerte de Terry Moore. Su escritura desde la cotidianidad y la evidente imperfección de sus personajes. Sí, hay gente buena y mala, pero todos los personajes se mueven entre grises. Zoe es el ejemplo paradigmático: una heroína oscura como pocas, capaz de los actos más macabros -por muy justificados que estén- y de la empatía más pura. Todo al servicio de una narración eficaz como pocas.

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