«Creía que las chicas siempre picabais con estas cosas«

Echaba mucho de menos Violence Action. Ha pasado más de un año entre el número anterior y el que nos ocupa hoy (es lo que pasa con los mangas mensuales, que se recopilan bastante menos a menudo que los shonen de toda la vida) y sólo la suerte de que el anterior tomo acabara en punto y aparte para la trama me ha permitido lanzarme de cabeza a por éste sin tener que pasar antes por la librería en la que expongo la colección. Esto quiere decir dos cosas: una es que he devorado este tomo y he necesitado de una segunda lectura para digerirlo completamente, la otra es que he tenido la posibilidad de disfrutar de una nueva historia con Kei de protagonista desde el principio catorce meses después de que Norma Editorial nos trajese la anterior.

Para la ocasión Renji Asai se lleva a la protagonista de ‘vacaciones’ a una isla en la que ‘coincide’ (voy a gastar las comillas) con una chica a la que, sorpresas de la vida, deberá tratar de salvar más de ella misma que de la panda de asesinos con la que se ha ido a juntar. Y es que el mangaka nos presenta a un grupo de curtidos ladrones y asesinos que vive al día, del pillaje y de marcarse escasos objetivos más allá de las fiestas en la playa, el surf y las masacres. Es decir, Asai pone como principales antagonistas para Kei a un grupo de yuppies que ha decidido que la vida en la gran ciudad es aburrida y que resulta mucho más placentero vivir al límite, matando para evitar que los maten y robando a las mismas manos que les han dado antes de comer (que, a ver, sus antiguos benefactores también son asesinos, pero no estamos aquí para juzgar eso).

«Sólo quiero seguir matando contigo«

La habitual serenidad y la mirada ingenua de la protagonista hace que estos yonkis de la adrenalina, sobre todo su líder, se vean obligados a retratarse, a reafirmar de alguna manera el vacuo sistema de creencias que los ha llevado hasta allí. Y es entonces cuando todo se derrumba para el lector. Es en ese momento cuando uno deja de verlos como románticos de la salvajada para verlos como lo que son: niñatos con demasiado dinero y tiempo libre para su propio bien. Por desgracia, esta doble vida que llevo como redactor y ejecutivo me ha llevado a encontrarme de vez en cuando con gente así, de la que ahogarías con una almohada mientras duerme, pero por suerte siempre han sido más o menos inofensivos. Miedo me da pensar en la clase de gentuza que uno puede encontrarse a partir de cierto nivel de vida (y cierta carencia de valores y de educación).

Violence Action #6

Con todo, da gusto ver como Violence Action no ha perdido ni un ápice de todo lo que hace de este manga una gran obra en el año que ha pasado desde su anterior entrega. Aunque sólo lleve seis tomos, este cómic es uno de los que más enganchan cuando va cayendo en mis manos. ¿Lo malo? Que esta vez sí que termina la acción en un maravilloso cliffhanger (a la espera de la resolución de esta trama) y, aunque el séptimo tomo ya se ha editado en Japón, aquí aún estamos a la espera de noticias que nos confirmen su llegada a nuestras tiendas de cómics. Ojalá la espera no se nos haga eterna.