Lo Imposible

Lo Imposible: Un torrente de emociones

Siendo el proyecto español más ambicioso de los últimos años, Lo imposible partía con tres rémoras para convencer al público: Más allá de la vida, El Orfanato y «basado en hechos reales».

 

¿Una película sobre el tsunami que asoló el sudeste asiático? Ya teníamos Más allá de la vida de Clint Eastwood. Sí y no. Aquella usaba la experiencia de una superviviente para relatar otra historia centrada en la superación de ciertos traumas. A Juan Antonio Bayona, sin embargo, le preocupa el shock inicial, la tragedia en sí que supuso la catástrofe y el hilo de luz que se descubre entre la oscuridad. Así, distanciadas argumentalmente, lo cierto es que a nivel técnico, la recreación de un tsunami no da pie a muchas variaciones de una película a otra. Una ola gigante es lo que es y la destrucción de un paisaje urbanizado también. Y sumado al interés de ambos cineastas en abordar el hecho desde una visión lo más realista posible, la planificación tiende a ser muy similar.

 

The Impossible / Tom Holland

 

A este respecto, si en algo Lo Imposible se ha preocupado, es en trasladar el dolor al patio de butacas. Pero ya no solo el emocional, sino el físico. El sobrecogimiento ante la imagen de una rama clavándose en el costado o la de un pequeño hombro aguantando estoicamente el peso de un adulto es inmediato. E involuntario. Bayona ha sido capaz de llevarnos hasta el mismo centro del desastre y hacernos partícipes del terror y la impotencia ante el avance de la naturaleza y sus desoladoras consecuencias. Nuestro cuerpo responde a lo que vemos sin que podamos evitarlo, porque lo que vemos es real. O al menos se parece mucho a lo que imaginamos (yo al menos) como real.

 

Esta potencia visual que despliega Bayona y su equipo en cada plano viene a acompañar a la historia de un reencuentro. Una vez la ola ha causado sus estragos, la acción se centra en el viaje de la familia por fundirse en un abrazo. No hay más. Al ver escrito el nombre de J.A. Bayona en los créditos muchos pensarán en El Orfanato (lógico), pero no vamos a encontrar nada de esto. Lo Imposible es un drama familiar con unos personajes que tienen que ir de A o C a B para reunirse. No hay ningún tipo de suspense más allá del dónde o cuando se encontrarán.

 

The Impossible / Naomi Watts and Tom Holland

 

Sergio G. Sánchez (guionista) y Bayona trabajan con las emociones de sus personajes, es lo que les mueve, la dimensión humana de la catástrofe. Lo demás o bien no les interesa o no se han atrevido a abordarlo, nunca lo sabremos. Pero lo cierto es que la carga del «basado en hechos reales», la presencia de María Belón (protagonista en cuya experiencia se basa la película) y el profundo respeto con el que han querido trabajar condiciona mucho el producto final. Lo condiciona en cuanto a que el desarrollo de la historia ofrece algunas posibilidades que no se exploran por no abandonar el camino prefijado.

 

La narración está encorsetada al único desenlace posible y quien espere algo distinto, lo mejor es que se guarde sus euros para otra ocasión. Lo Imposible exige al público que se deje inundar por las emociones, sin más. A este respecto quizás el director busca en exceso la reacción del público, forzando algunas situaciones. Recursos efectivos pero muy intencionados y que por evitar spoilers no describiremos. Intencionados y perdonables si entramos de lleno en el relato que nos propone la película. Algo relativamente sencillo debido al inmenso trabajo actoral.

 

De Naomi Watts ¿qué decir? Fantástica. Saca todo lo que tiene dentro, hasta la extenuación: física y emocional. Su trabajo puede resumirse en una frase de María Belón en un encuentro que tuvo con la australiana para unos informativos: «Yo estuve ahí, yo sé lo que se siente y se siente exactamente lo que tú haces«. Poco más que añadir.

 

The Impossible / Ewan McGregor

 

Lo mismo que ocurre con Ewan McGregor, cuya escena en una estación de autobuses rodeado de supervivientes reales es tan poderosa, tan intensa, que solo por ella merece ver Lo Imposible.

 

Para el final lo mejor. A pesar de lidiar con algunos diálogos que en la vida diría un niño, Tom Holland se descubre como el gran descubrimiento de Lo Imposible. Con solo 15 años (13 cuando rodó la película) tiene una mirada cargada de verdad. Está por ver si todo ha sido cuestión de suerte o si es una muestra de su potencial.

 

Siguiendo con esta última idea, seguramente Lo Imposible no abra un nuevo periodo de gloria para nuestro cine ni cambie la simplista e ignorante mirada que muchos tienen hacia el producto estatal: sexo, guerracivilismo y vidas anodinas. Pero pone sobre la mesa todo el potencial que tiene. Más allá de la lengua en que se haya rodado, si los actores son nacionales o no, si cuenta con un gran presupuesto (esto es relativo), el cine español debe enorgullecerse de Lo Imposible.

 

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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