Sala de cine

¿Somos cómplices de un fraude en el cine?

Hoy la edición digital del diario El País se hace eco de un reportaje en el cual se destapa un sistema institucionalizado de fraude en el cine español. En él se cita un informe del Ministerio de Cultura que afirma que en unas 228 salas hay sospechas fundadas de que se falsean los datos de afluencia al cine de determinadas películas para acceder a ayudas y subvenciones estatales.

 

Cuatro juzgados de la capital son los encargados de la investigación. En ella, se pone en el punto de mira a varias productoras que, supuestamente, han hinchado sus datos de taquilla aumentando el número de entradas vendidas durante al menos los últimos cuatro años. Para acceder a las subvenciones, cada película tiene que llegar a un mínimo de visionados o, mejor dicho, para que el Estado devuelva parte de la inversión realizada por los productores, tiene que existir un mínimo de público que haya ido a verla y haya pagado el dinero de la entrada. Evidentemente, para cada film este umbral es diferente, y eso es lo que hace tan difícil su control. Se define en función de la recaudación, el número de espectadores en sala y la cantidad de entradas vendidas. Así, la cifra de fraude fijada por el Ministerio alcanza un máximo de millón y medio de euros.

 

Para abreviar, se necesita un mínimo de entradas vendidas por película para que ésta acceda a la subvención. El espectador compra su entrada, se sienta con sus palomitas en el cine, ve la peli y se va a su casa. La sala realiza un informe de la recaudación, que manda al Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), el cual toma estos datos como base para la repartición de las ayudas y luego le da a cada productora su parte del pastel.

 

Algunas de las películas de las que se sospecha parten de las productoras de José Frade (productor de, por ejemplo, la serie televisiva Canguros) y Enrique Cerezo (más conocido por ser el presidente del Atlético de Madrid). Conocidísimos títulos como Don Mendo Rock ¿La venganza? del primero y La Montaña Rusa del segundo están bajo investigación, así como la interesantísima cinta Holmes & Watson. Madrid Days del mismísimo José Luis Garci.

 

Peliculón. Holmes & Watson. Madrid days. En esta peli salía hasta Gallardón.

Peliculón. Holmes & Watson. Madrid days. En esta peli salía hasta Gallardón.

 

Recuerdo de mis años de carrera a un profesor en particular (del cual no daré ni nombres ni apellidos, porque además de que no procede, se dice el pecado pero no el pecador), productor audiovisual él, que nos animaba encarecidamente a hacer nuestra propia película según saliéramos de la universidad. «Si sois chicas, tendréis más puntos que los tíos. Aprovechadlo y haced una mierda de película, la que lleváis soñando toda la vida hacer, pero que no irá a ver ni el Tato. Será vuestra mierda, y os llevaréis la pasta. Pasará sin pena ni gloria, tendréis la subvención en el bolsillo y podréis vivir un tiempo de una peli que no habrá ido a ver nadie«. Evidentemente, esto es un resumen más o menos literal de aquella charleta de hora y media en la que se nos invitaba claramente a aprovecharnos de las taras del sistema español de ayudas al cine.

 

¿Sabemos cuál es realmente el volumen de películas que se producen en España? Anualmente, son más de 200. Ahora, ¿puedes decirme algunos títulos españoles que se hayan estrenado este año? Pensemos… Ocho apellidos catalanes, Regresión, Anacleto, Mi gran noche, Ahora o nunca, Truman, Ma ma, El desconocido… ¿Alguna más? Si miramos en IMDB, en 2015 se han producido unas 300 películas. Sí, sí, de ésas que no las ve ni la familia del director. De esas mierdas que haces cuando sales de la facultad y quieres ganar algo de pasta. Pero, si sólo recordamos unas 10 películas, ¿qué pasa con el resto?

 

Pues las que no son tan conocidas, o las que saben bien que son truñacos, se quieren lucrar también. Evidentemente, hay fracasos en taquilla y eso no se puede preveer con anterioridad al estreno. Lo que no se debe hacer tampoco es comprar todas las entradas de una sala para que, de repente, a las 12 de la mañana de un martes laborable haya en el mundo 100 personas que se hayan puesto de acuerdo en ir al mismo cine a ver la misma película. Que es un canteo, chavales. Y os han pillado.

 

Comprar todas las entradas de una sala de cine nos parece estúpido... ¿o no?

Comprar todas las entradas de una sala de cine nos parece estúpido… ¿o no?

 

¿Estamos hartos de la picaresca? Señores, en este país de pandereta en el que habitamos, si no te llevas algo gratis, no eres de la roja. Eres tonto, y recibirás muchos apelativos nada cariñosos por parte de tus semejantes. De hecho, para comprobar el nivel de rufianería patrio, no sólo hay que echar un vistazo a los políticos. Cada uno de nosotros, día a día, intentamos llevarnos a casa un paquete de folios por allí o unos post-its por allá intentando no ser vistos por los jefes. Pero claro, otra cosa es decir que una peli de las que nadie sabe ni que se han estrenado ha sido un auténtico taquillazo. Un boli bic a medio usar que metemos en el bolso no es justificación para que nos digan que se han intentado llevar millones de euros haciendo encaje de bolillos con las entradas vendidas. Porque no se nos debe olvidar nunca que el dinero que se reparten sale, ni más ni menos, de la pasta que nos quitan todos los meses de la nómina a todos los españoles.

Acerca de Nerea Navarro García

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Por el día hago webs, y por la noche escribo noticias. Malabarista del código y de la palabra escrita, no se nota que no sé de cómics. Cinéfila de medio pelo, los cinco años de carrera sólo me sirven para no tener faltas de ortografía. Melómana, dedicada a mis labores y filantropista.

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