Que el aspecto infantil de Cabezón de acero, la parodia que Enrique V. Vegas hace de Superman, no suponga ninguna excusa para no acercare a esta obra. Cabezón de acero es ingeniosa, divertida, amena y disfrutable por grandes y pequeños. Enrique Vegas ha concebido un libro de poco más de 40 páginas que, a un precio de cinco euros, es una opción inmejorable tanto para acercarse al personaje creado por Jerry Siegel y Joe Shuster de una forma muy original, como para apreciar la calidad del cómic patrio.
Con unos personajes sumamente expresivos y de aspecto entrañable, el tono cartoon que imprime el autor a sus dibujos es ideal para embelesar a los más pequeños; a quienes ofrece, además, una historia muy sencilla que no requiere haber seguido el cuaderno anterior para seguir la trama. Así, sin perder de vista la trama principal que engloba ambos relatos, Cabezón de acero II puede tomarse como una lectura independiente. A este nivel, la única pega que podría ponérsele al cuaderno es el uso de los grises en lugar de optar por unas viñetas coloreadas que resultasen más llamativas (un «problema» que señalamos también en Procyon, otra obra con grandes posibilidades para el público más pequeño y exigente).
La historia que nos presenta Cabezón de acero II vendría a ser, a grandes rasgos, una parodia del film dirigido por Zack Snyder con Henry Cavill de protagonista, lo que a buen seguro, ya de primeras generará las simpatías de los fans de la película. No faltan tampoco las versiones cabezonas de personajes icónicos como Lois Lane o Lex Luthor (más algún «artista invitado» que ha dado mucho que hablar los últimos meses, quienes protagonizan una cómica subtrama no exenta de mordaz crítica a los medios, la política y, por ende, a nuestra cada vez más idiotizada sociedad. Un toque de atención sutil, pero potente.
Consciente de que la vida del libro podría ser escasa, Vegas plaga la narración de referencias visuales que nos invita a entrar una y otra vez en la lectura para intentar descubrirlas todas. Tanto a obras clásicas del personaje (como la que referencia la pose del protagonista en la primera viñeta), como a la cultura pop en general. Respecto a estas últimas, cabe de todo: desde alusiones al reportero más dicharachero de Barrio Sésamo a films que han «gozado» de remakes que han encendido a los fans más puristas. Guiños nostálgicos y otros más actuales plagan las páginas de un libro que ofrece mucho más de lo que aparenta.
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