Página Negra

Página Negra: Más allá de la memoria

Página Negra«No quiero discutir con un hombre a punto de morirse«

 

Cuando te dedicas a esto de escribir reseñas hay cómics sobre los que puedes escribir casi antes de leerlos, otros necesitan algo de reposo, la gran mayoría se queda esperando en una pila a que te toque la inspiración… Y hay otros que te producen un chispazo, te encienden la bombilla, y (al tiempo que los dejas cuidadosamente sobre el escritorio) tus manos ya están tecleando las primeras palabras acerca de lo que han significado para ti y lo que podrían ser para otros muchos lectores en el futuro.

 

Página Negra es uno de esos. Esta obra que nos trae la joven Spaceman Books se lee con avidez y se disfruta en la relectura contando una historia que ya hemos visto bajo la luz de mil focos distintos, pero en la que cada nueva perspectiva nos ayuda a comprender un poco más todo lo que esconde debajo. Frank Giroud y Denis Lapière escriben las historias de dos mujeres fuertes que se hacen a sí mismas y que han de superar un pasado que las acosa y lo hacen de tal manera que el lector siempre quede expectante por saber lo que está sucediendo con el personaje que no está en el escenario.

 

«Luego es como una página negra…«

 

Giroud y Lapière nos presentan en primera instancia a Kerry, una periodista en la cresta de la ola que se obsesiona con descubrir el rostro oculto tras el enigmático nombre de Carson Mc Neal, un escritor de éxito cuya identidad, sin embargo, nadie conoce. Mientras investiga, Kerry irá descubriendo poco a poco a la protagonista de la nueva novela de Mc Neal: Afia, una superviviente de la Guerra del Líbano de tortuosa vida que busca hacer las paces con su pasado. Así, mientras leemos junto a Kerry y Mc Neal los capítulos de El Diablo y la Muñeca, Afia va cobrando vida ante nuestros ojos para fluir más allá del mundo de lo imaginario y posarse ante nuestros ojos como una persona real.

 

Página Negra

Kerry Stevens en Página Negra

 

Esta magia no sería posible de no ser por el camaleónico dibujo de Ralph Meyer. El artista cambia radicalmente su estilo (más «americano» y clásico para Kerry y oscuro y difuminado para Afia) para diferenciar ambas historias e incluso el color de la obra, en el que también colabora Caroline Delabie, varía entre los azules de la americana y los ocres de la palestina. Entre medias queda Mc Neal, a veces oscuro y ambiguo y otras de relucientes azules y blancos, como el nexo que realmente es entre los mundos de las dos mujeres.

 

«Ya tiene todo lo que he tecleado«

 

Puede parecer que la historia de Kerry palidece ante el drama de Afia, más aún cuando los autores introducen el romance en la ecuación, pero aquí habría que notar dos cosas. La primera es que habría que reflexionar más sobre lo que une a los dos personajes. Ni la una ni la otra se enfrentan a una amenaza del presente, sino a sus propios recuerdos y a las acciones que consideran necesarias para poder superarlos y aceptarlos. Cierto es que Afia sufrió más, pero lo que un día la torturó ya no está ahí (ni tan siquiera lo recuerda) y es su propia voluntad de conocer lo que la lleva a saltar al vacío. Kerry, por su parte, representa a la mujer a la que la tradición comprime y ahoga y que busca la liberación a través de su esfuerzo y de sus propios logros, lo que no deja de ser una tarea titánica aún en el mundo avanzado en el que vivimos. La segunda, más discreta, es que el romance, tan superfluo a primera vista, es el motor que mueve la evolución de los personajes y uno de los motivos del interesante final que nos proponen los autores del relato.

 

Página Negra

Afia en Página Negra

 

Página Negra es una de esas joyas que corren el riesgo de pasar desapercibidas muchas veces en España. Publicada originalmente en 2010, Spaceman Books ha hecho un gran trabajo a la hora de traerla a nuestro país, encuadernándola en cartoné y acompañándola de una jugosa galería de extras que el lector avanzado no debe dejar pasar.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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