«¿… por qué todos habláis de mí como si estuviese muerto?«

Las buenas gentes de Panini nos traen el tercer volumen de la excelente etapa que le están regalando Jed MacKay, Federico Sabbatini y Alessandro Cappuccio al Caballero Luna. Tras los sucesos del volumen anterior, el arranque de locura de Marc Spector y la repentina aparición de Steve Grant impulsan a que este tomo aborde algo que permanecía en segundo plano desde que comenzó la actual etapa del personaje en Marvel: el Trastorno de Identidad Disociativo. Aprovechando el tirón de la adaptación a imagen real del personaje (en una serie que merece un segundo visionado y su disfrute en versión original) y el más que cuestionable arco argumental de La Era de Khonshu en Los Vengadores de Jason Aaron, MacKay explora nuevas vías para el antihéroe nocturno neoyorkino: la del vigilante desinteresado, la del héroe de alquiler y la del protector de los descarriados.

Volviendo al tema de las diferentes personalidades del protagonista de esta historia, nos encontramos con que -tal y como ocurriera en la serie- las diferentes facetas del personaje se ven obligadas a cooperar en este nuevo volumen, dando a lugar a un héroe que es capaz de cubrir mucho más terreno al saber manejarse en las altas esferas, los bajos fondos y el fino alambre que separa ambos mundos en las calles de la gran urbe estadounidense. Y nos encontramos también con que el Caballero Luna va a necesitar más que nunca de la participación de todos sus yoes para lidiar con la amenaza vampírica que se ha ido manteniendo en segundo plano a lo largo de los dos números anteriores y a la que ahora, definitivamente, decide poner fin. En este sentido me resulta llamativo lo que está haciendo la Casa de las Ideas. Dejó que Aaron sembrase la idea de la nación vampírica de Chernóbil en su colección de los Héroes Más Poderosos de la Tierra y desde entonces ha ido regando las diferentes colecciones de la editorial con distintas aventuras en las que los vampiros se han ido colando de una u otra manera. A largo plazo tiene que tener un plan, pero aún estamos ciegos al alcance del mismo.

«Voy a sortearte como a un trofeo. A ti y a tu amiga«

Sea como fuere, Caballero Luna #3: Camino a la Locura sigue en la excelente senda de sus dos predecesores. MacKay ha sabido coger las riendas del personaje manteniendo su espíritu, pero con una visión más ambiciosa y dotándolo de una galería de personajes secundarios que de verdad mola. La serie goza de buena salud y, aunque está claro que en algún momento echará el cierre, por ahora nos está obsequiando con sagas de lo más interesantes y personajes, nuevos y viejos, que merecen mucho la pena. Cada nuevo arco argumental viene a sumarse a los anteriores, no quedando ninguno de ellos como superfluo para la trama global. De hecho, el arco que cierra este volumen (y que le da su portada) podría parecer una historia menor, pero las implicaciones de lo que se nos cuenta y las decisiones de alguno de sus personajes está claro que van a traer cola a la larga.

Caballero Luna #3: Camino a la Locura

No diré que estamos ante la mejor etapa para el personaje, pero sí que me parece que esta colección es una excelente puerta de entrada a su universo. Tenemos magia y esoterismo en unos escenarios urbanos propios de otras series como Daredevil o el Castigador y todo ello mezclado con un sentido del humor duro y atractivo que redondea por completo la experiencia. Es recomendable tanto para quienes gozaron con la adaptación en Disney + como para quienes quieren saber algo sobre este personaje siempre operando en los márgenes del universo marvelita.