«He aquí tu tributo, Thanos«

Marvel solía ser una editorial de cómics. Sin embargo, Disney puso tanto (tantísimo) dinero sobre la mesa que Marvel pasó de ser una editorial de cómics a convertirse en parte de una gigantesca maquinaria del ocio. El primer resultado lo hemos venido viendo en el cine de los últimos años: Iron Man, Capitán América, Thor… y así hasta el bombazo que supuso Los Vengadores de Joss Whedon. Disney sabía muy bien lo que compraba y el potencial que yacía bajo las décadas de buenas y malas historias de la Casa de las Ideas. En las arcas de Marvel comenzó a entrar cada vez más y más dinero y fue entonces, de manera casi imperceptible, cuando se perdió algo muy importante en la otrora llamada editorial: la voluntad de contar historias.

Así, mientras DC (con unas ventas bastante más discretas en Estados Unidos) se dedica a retratar matanzas, acabar con personajes a priori intocables y, en definitiva, a experimentar con la narrativa; Marvel vive inmersa en la autocomplacencia materialista que le lleva a generar crossover tras crossover sin que ninguno llegue a tener verdaderas consecuencias sobre el universo comiquero en el que se desarrollan. Los Vengadores vs. La Patrulla-X cerró una década de tramas en un regreso al statu-quo demasiado rápido como para digerirlo, La Batalla del Átomo, por su parte, se posiciona como otra saga sin consecuencias reales sobre unas colecciones que se están vendiendo bien, lo suficiente como para no querer cortarlas hasta que decaigan y mueran por sí solas. Ahora nos llega Infinito en medio de un ambiente general de vuelta al Universo (vuelve Star Wars, Star Trek sigue en boga, Los Guardianes de la Galaxia llegan al cine…) del que Marvel participa con un indisimulado entusiasmo. ¿Tendrá consecuencias la llegada de Thanos a la Tierra? Mi apuesta la tengo meridianamente clara, si bien no la compartiré por aquí, pero quizá sería recomendable no esperar grandes acontecimientos, máxime cuando Thanos es EL VILLANO tras los hilos en Guardianes de la Galaxia (James Gunn, verano de 2014).

«… la Tierra está justo en medio«

Reflexiones sombrías aparte, Infinito llega a nuestro país con la obligatoriedad de que nos leamos las dos grandes series vengadoras del momento si queremos entender una sola palabra de lo que está pasando. A modo de resumen digamos que Los Vengadores han montado una suerte de puente aéreo con Marte mientras luchan por averiguar qué demonios ha plantado el villano/aliado Ex Nihilo en nuestro planeta y por qué (o más bien para qué) está creciendo. Los Nuevos Vengadores (o Illuminati), por su parte, luchan por una nadería tal como que el continuo espacio tiempo desaparezca al colisionar las diferentes realidades «multiuniversales» entre sí.

Y así es como nos encontramos a los Héroes Más Poderosos de la Tierra al comenzar este evento. Con muchas más preguntas que respuestas, con un escasísimo margen de maniobra y con muy poca capacidad para oponer resistencia ante un rival tan formidable como puede serlo el último hijo de Titán. ¿Qué busca este villano aparte de la muerte de todo ser consciente? ¿Qué le está ocurriendo al tejido de la realidad? ¿Se puede parar? Jonathan Hickman puede fardar de partir con un volumen de interrogantes notable y una profundidad de los mismos increíble. Si esto se hace bien (y con esto regreso a mi duda inicial) podríamos estar ante la reescritura de muchas de las reglas del espacio-tiempo marvelita y la reinterpretación de gran parte de la historia de su cosmos… Ahí es nada.

«Es como Star Wars, pero con protagonistas mucho más guapos«

Y una historia tan grandilocuente se ha de contar de manera que impacte. ¿Y qué es lo que más impacta ahora mismo de Marvel? Efectivamente, Infinito nos es presentada como una historia en capítulos cuya cadencia y escenografía recuerdan muy mucho a las de un guión cinematográfico. El último crossover marvelita nace con la clara intención de servir de mesa de dibujo para los directores que el día de mañana rebusquen en el baúl de las ideas de la editorial a la caza de un material fácil de adaptar y con el aroma de relato épico que tanto nos gusta ver en la gran pantalla.

El arte de Jim Cheung (La Cruzada de los Niños) contribuye a dar este aspecto de obra previa al paso al celuloide. Sus diseños, con referencias tan variopintas como interesantes, beben de los mismos manantiales que muchas de las grandes sagas de Hollywood (alguna de las referencias a Alien es harto difícil de pasar por alto) y el resultado final es un producto que el lector tiene, quizás en exceso, muy fácil de imaginar en movimiento. Los colores y el entintado contribuyen, por otra parte, a generar ese sentido de universalidad del que Hickman pretende inculcar a toda esta historia… Muy en la estela de lo que vienen siendo las últimas directrices de Marvel.

Vayamos cerrando. Infinito #1 se limita a sembrar las semillas de la historia que coronará los próximos seis meses de las publicaciones marvelitas en Panini. Aún no conocemos bien a sus protagonistas (salvo a Thanos, si habéis leído la estupenda colección de Jason Aaron que lleva por título su nombre) ni el poder que esgrimen, pero queda aún mucho por contar por parte del autor… Sólo esperemos que lo que nos cuente sirva de algo.

Panini completa este primer tomo con un auténtico aluvión de portadas y con The Final Flower: un breve y triste relato de 1977 que protagonizan Thanos y Drax el Destructor y que viene a ser un buen complemento para quienes quieren conocer un poco más acerca de los orígenes de este terrorífico villano en la Casa de las Ideas.