«Vuestro señor quiere unos cuantos jodidos dientes«
Vuelve Matanza, vuelve Cletus Kasady y vuelve el salvajismo a Marvel de la mano de los simbiontes. Mientras esperamos que llegue a España Matanza Mínima Panini ha recopilado en un tomo único la esperada y sensacional secuela de Spiderman & Iron Man: El Regreso de Matanza. El asesino en serie potenciado por el «hijo» de Venom juró volver al concluir dicha historia y su retorno no ha podido ser más a lo grande.
Los simbiontes desembarcaron en el universo Marvel en 1984 y desde entonces la familia no ha hecho más que aumentar. Venom fue el primero y siempre ha sido el más carismático de todos, hasta el punto de poder verlo militar en las filas de los Vengadores Secretos en los últimos años. Pero si Venom es el más famoso, el peligro siempre ha tomado la forma de la semilla que fue a parasitar al psicópata Cletus Kasady. Carnage (Matanza) representa el máximo poder de los simbiontes sin ninguna de sus restricciones y en una perfecta comunión con los deseos perturbados del humano al que viste. Hasta el punto de que Spiderman (en cuyas páginas nacieron estos personajes) nunca haya podido con él sin recurrir a la ayuda de otro simbionte (Desdén, al comando de la psiquiatra Tanis Nieves, en la última ocasión) o de los propios Vengadores.
Y si los simbiontes nos producen fascinación más aún nos produce el fantasear con que «posean» a éste o áquel héroe. Spiderman molaba un montón con el traje negro con vida propia alienígena (no, no me refiero al penoso Tobey Maguire de la última macarrada de Sam Raimi), ¿cuánto más molaría ver los mods de Hulk, Lobezno, el Capi…? En enero Panini pone a la venta, precisamente, Bomba de Veneno, en la que veremos a las formaciones de los Vengadores y los Nuevos Vengadores coincidir por primera vez en el campo de batalla tras Guerra Civil (la historia ya tiene unos añitos) para hacer frente a una creciente plaga de simbiontes que (¡sorpresa!) también «infectarán» a algunos de nuestros protagonistas.
«Ah… Leones… Hakuna Matata«
En Matanza USA también hay problemas relacionados con héroes revestidos de pringue alienígena. Pero esta es quizás la menor de las preocupaciones del trepamuros (por supuesto, Spiderman tenía que ser el protagonista de esta historia) ya que la premisa del cómic es (partiendo y haciendo evolucionar el concepto que podréis leer en Bomba de Veneno) ¿qué pasaría si Matanza se alimentara para conseguir el suficiente poder como para controlar a todo bicho viviente residente en un pequeño pueblo de la América profunda?
El apacible infierno que Kasady monta en poco tiempo me recuerda a una de las historias cortas que adornan la obra maestra de Neil Gaiman (Sandman). En ella las más locas pesadillas toman en cierto modo el control de una cafetería, dando lugar a una orgía de terror y sangre. El asesino marvelita toma como sus marionetas a todos los habitantes del pueblo para poder obligarlos a cumplir sus más abyectas fantasías. Al final tendrá que aparecer una vez más ese heroísmo que hace único a Peter Parker más allá de sus poderes, el que le lleva a enfrentarse a lo imposible y que ha conquistado a toda una generación de lectores para poder plantar cara al simbionte rojo… Y si además aparece toda una tropa de humanos mejorados simbiónticamente mejor que mejor, ¿no?
¿Lo mejor del cómic? Un final apoteósico que, sin embargo, nos va a dejar muy serios y con un raro regusto en la boca. Tendréis que leerlo para saber a qué me refiero.
«Me fulminas con la mirada debajo de esa máscara, ¿verdad?«
Los responsables de esta nueva Matanza son Zeb Wells y Clayton Crain. No podían ser otros. Ellos pusieron las primeras piedras de esta historia con el crossover de Spiderman e Ironman que vería nacer a Desdén (Scorn en inglés) y tenían que ser ellos quienes cerraran el ciclo con cinco capítulos que se leen de un tirón y que vienen acompañados de un dibujo sensacional (sólo echadle un ojo a las ilustraciones de este artículo). Panini nos ofrece este tomo de la colección 100% acompañado por todas las portadas (originales y variantes) americanas y una breve introducción de Bruno Orive que sirve para ubicarnos muy bien en el espacio-tiempo de la historia.
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