«El imbécil no fue capaz de librarse ni de un asesinato«

Cojamos una historia conocida por casi todos como ejemplo de lo que pasa en este nuevo volumen de Veneno que Panini pasa a trimestral junto con casi todas las series del universo arácnido. El Señor de los Anillos. Imaginaos que Tolkien lo hace todo: hace que Frodo herede el anillo de su tío Bilbo, le manda con Sam y los colegas de camino a Rivendel, ya como Comunidad del Anillo pasan por Minas Moria, pierden a Gandalf, pierden a Boromir, se separan, ya en varios grupos les vemos a unos con los rohirrim, con los ents, con el taimado Gollum, resistiendo el asedio enemigo en el Abismo de Helm y en Minas Tirith, infiltrándose en lo más profundo y oscuro de Mordor, llegando al Monte del Destino y, allí… que les espere Cristiano Ronaldo con una escopeta y un disco con grandes éxitos de la música pimba sonando detrás.

No termino de entender cómo ha podido Marvel coger la historia de Al Ewing y, tras dejar que se desarrollase durante algo más de dos años, apuñalarla por la espalda con un crossover que corta la historia por la mitad y nos deja sin saber cómo la habría terminado el autor de la actual etapa de Thor. Lo teníamos todo: a Dylan haciéndose al simbionte por un lado y a Eddie plantándole cara a esa versión desmadrada suya del futuro llamada Meridius con un nuevo poder que lo hacía prácticamente indestructible y, de la noche a la mañana, del pecho de Meridius emerge el puñetero Matanza y… pues eso, que le faltaban la escopeta y la música pimba para lograr que se me desencajara por completo la mandíbula. ¡Menudo cortarrollos!

«Vive una vida digna de quitártela«

Al final, y en contra de mi voluntad, le voy a terminar cogiendo manía a Torunn Grønbekk. La autora que remató la agonizante etapa de Donny Cates al frente del dios del Trueno se ha hecho ahora con la serie de Matanza después de firmar una breve (e insípida) saga dentro de la colección de Veneno con la Viuda Negra como nueva portadora de un simbionte dentro del universo de la Casa de las Ideas. Y a la editorial no se le ha ocurrido mejor manera para promocionar su nuevo lanzamiento que forzando un cruce entre la serie de la guionista y la de Ewing (y así de paso ayudar a que éste no fallezca con tanta serie ahora que Ram V ha abandonado el barco). El tema es que si hubiéramos visto pistas de la participación del simbionte hijo de Veneno a lo largo de la etapa o si hubiéramos estado siguiendo las andanzas de Cletus Kasady hasta el momento presente la cosa podría haber tenido algún sentido, por más que nos fastidie la intromisión del asesino en serie en las historias del Protector Letal, pero no es así y nos encontramos con algo que sale de la nada y que nos vemos obligados a aceptar si no queremos mandar la serie a tomar viento.

Veneno #29 (#77)

Lo que ha hecho Marvel es mutilar una aventura y llevar de la manita a la colección del simbionte Veneno al cementerio en el que seguramente caiga en cuanto termine la serie actual. Me apena quedarme sin saber cómo la hubiera continuado Ewing, pero siento aún más rabia por el poco respeto de la editorial por sus propios productos e historias. No es ni mucho menos ésta la forma en la que una editorial debería proteger sus activos en tiempos de crisis.