La guionista Torunn Grønbekk encabeza el equipo creativo que sumerge a Catwoman en la iniciativa All In, la misma con la que Panini Cómics ha arrancado su viaje junto a DC Comics en España. Lo hace en estos cuadernitos en rústica de tres números que desde hace unos meses llevan acogiendo a las series Marvel fuera de las principales cabeceras vengadoras y mutantes. Lo mismo sucede con DC, donde la grapa que reservada -principalmente- para la trinidad de la editorial.
«Podría dejar todo menos tú, Evie«
Formatos a un lado, el debut de Selina Kyle en Panini ofrece luces y sombras, porque si bien la autora noruega capta bien el carácter resolutivo de la heroína, la introduce en un relato demasiado cliché, sin ideas propias. Esto, sin embargo, es algo habitual en Grønbekk; pocas veces va más allá de manejar los códigos y situaciones habituales de la colección de turno. Une elementos aquí y allá para dar forma a una trama funcional y poco más. Ideal para cubrir ausencias puntuales (como venía haciendo en sus trabajos en Marvel Comics), pero insuficiente para liderar una serie que aguante más de un par de arcos argumentales sin la amenaza de la cancelación o cambio de equipo creativo.
Ese riesgo está presente en los primeros números de esta Catwoman, cuyo reciclaje de ideas nos trae a la mente la irregular etapa de Joëlle Jones. En aquella Selina también huía de Gotham y probaba a jugar a ser otra persona, pero se llevaba sus problemas consigo. Incluso aquel uniforme se asemeja mucho al actual. ¿Le acabará pasando lo mismo a esta etapa? Es pronto para saberlo, solo llevamos tres números, pero no hay señales aparentes de que al menos este primer arco vaya a ofrecer algo realmente relevante.
A esto se suma una narración que por momentos se vuelve bastante farragosa. La autora toma la posición de narradora omnisciente y carga las viñetas con cuadros de texto que en su mayor parte describen las acciones que estamos viendo. Estos cuadros, además, suelen ser de frases cortas, intercalados con los diálogos sin un criterio concreto, de tal forma que no es raro tener que releer una misma página varias veces para acertar el orden correcto de los textos.
Pero claro, sigue teniendo importancia el buen hacer a la hora de retratar a la heroína. Ese es el principal motivo por el que a pesar de sus evidentes peros, la serie nos impele a darle una oportunidad. Grønbekk pone a Selina en una situación desesperada -similar a la del Jason Bourne de turno, sin recursos, huyendo y buscando respuestas en su pasado y un enemigo con ojos en todas partes- y hace aflorar todo su ingenio. ¿Será suficiente? Pronto lo sabremos.

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