«Quiero que abra lo que tiene delante«
En ocasiones resulta bastante complicado entender hacia dónde se dirigen las historias de ciertos autores. Ocurre casi siempre con las de Grant Morrison, de cuando en cuando con las de Alan Moore y también a veces con las del bueno de Jonathan Hickman. Llegados a las entregas cinco y seis de las ocho que van a conformar la colección de D.I.O.S.E.S. aún no queda del todo claro hacia dónde se dirige la historia o el destino de los personajes implicados en ella. La quinta entrega del cómic llamado a reescribir ciertas reglas del universo marvelita trae de vuelta a los Cisnes Negros que el autor ya nos presentase durante las Secret Wars que leímos allá por 2015 (también de la mano de Panini) sólo para que les veamos maltratar al compañero de Wyn y que éste se vea obligado a rescatarle, con la ayuda de la recién nombrada maga Mia DiMaria, un apoyo que no resulta relevante hasta el fina de este avanzado número.
¿Cuál es el significado de la aparición de esta maga? ¿En qué se ha traducido hasta el momento la larguísima guerra entre los dos grandes poderes que separan a Wyn de su amada Aiko? Hasta el momento sólo hemos visto una serie de historias sueltas con el denominador común de una serie de personajes que da la casualidad de que comparten un mismo escenario y unas aventuras similares entre ellos. Se puede comenzar a intuir que la magia, cómo funciona en el universo de la Casa de las Ideas y a qué poderes responde cada mago, puede que sea la principal afectada de todo este embrollo, pero lo cierto es que pocas pistas de ello nos están dando y se nos acaba el tiempo, dado que la serie solo llegará hasta las ocho entregas.
«Nuestro señor nos ordenó reclutar subordinados y así lo hice«
Si el quinto número es una misión de rescate que termina con una revelación incómoda, la sexta entrega de D.I.O.S.E.S. nos lleva a la búsqueda por parte de Aiko de la reparación de un daño cruel e injusto como lo son los poderes por los que luchan tanto ella como el tuerto de su amado. Esta búsqueda, que toma la forma de una leyenda a la altura de las mitologías occidentales, culmina con una nueva revelación y otra pregunta por responder, pero sobre todo acaba con la pareja de personajes llegando a la conclusión de que sus vidas, guiadas en todo momento por los hilos de un destino que ellos no controlan, comienzan a carecer de sentido.
Con todo, D.I.O.SE.S. sigue siendo muy entretenida de leer. Los personajes que Hickman ha creado para esta obra están repletos de carisma y uno quiere seguir conociéndolos y descubriendo cómo se relacionan entre ellos y con el mundo oculto que nos rodea. Lo que ahora no terminamos de comprender seguramente se deba a la manera que tiene Hickman de escribir sus relatos: de forma que el verdadero sentido de lo leído no se percibe hasta la última de sus páginas. Así que nosotros, los lectores, no podemos hacer nada más que seguir leyendo y esperar que, por favor, todo comience a cobrar sentido en los dos últimos números de esta cabecera.
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