Continuación directa de lo narrado el mes pasado, Ultimate Spider-Man sigue ahondando en los secretos de Gwen y de Harry. Eso sí, nuevamente David Messina coge el testigo de Marco Checchetto en una práctica tan habitual a lo largo de la serie que podemos considerar al romano dibujante co-titular de la cabecera.
«Tenemos el amuleto durante una semana. Vamos a la guerra«
Y aunque la gran revelación tuvo lugar en el último episodio, en este tampoco faltan las sorpresas, una vez que conocemos a otros de los personajes que trabajan bajo el manto de Misterio, una de las cuelas habita en la mismísima boca del lobo. Pero Hickman no da puntada sin hilo y aún se guarda otra identidad de su «consejo de Misterios». ¿Será alguien a quien ya conocemos o propondrá a algún personaje que no ha debutado en esta línea Ultimate? Así mismo, nos ponemos en la piel de Harry, que descubre -al igual que nosotros- los expeditivos métodos de su mujer.
La actitud de Osborn es lo que más nos descoloca, pues hasta hace nada dábamos por hecho que su relación con Peter iría tensándose cada vez más hasta romperse por algún lado a causa de -precisamente- los métodos del Duende Verde frente a los de nuestro amistoso vecino. Ahora, en cierta forma, Harry se pone en la piel de Peter y reflexiona acerca la fina línea entre hacer lo correcto y dejarte engullir por el monstruo.
Mención también merece la vuelta de Norman, o más bien la IA que se cree Norman. Es posible que parte de este cambio en la perspectiva de Harry se deba a la constante humillación a la que le somete la voz digital de su padre. Nada que no viéramos ya en Tierra-616, pero aquí da la sensación de que las vejaciones verbales son un estímulo con el que Harry afianza su posición frente al que fuera patriarca familiar. Los hechos -como ceder el poder legal sobre su empresa a Gwen- así parecen indicarlo. O incluso la petición con la que cierra el número.
Igual en una o dos entregas la cosa vuelve a dar un giro radical, pero a día de hoy apostamos por una unión más férrea entre la araña y el duende, así como una marcada ambivalencia en Gwen, cuyos planes puede que no estén del todo alineados con los de los principales héroes de la serie. Más ahora que la guerra contra Fisk se encamina a un punto de no retorno.
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