Prueba inapelable del buen hacer de Jonathan Hickman y Marco Checchetto al frente de Ultimate Spider-Man radica en que ni siquiera hace falta que aparezca el personaje que da título a la cabecera para tenernos enganchados a su lectura. Así, este Ultimate Spider-Man #16 pone el foco en uno de los Seis Siniestros, Mysterio, y en la pareja que forman Gwen y Harry. Pero ni rastro del trepamuros o del círculo familiar de los Parker.

 

«Es demasiado curioso y está muy cerca…»

 

La anterior entrega dejaba a Peter y familia huyendo de Fisk, mientras que Ben y Jonah descubrían el precio de contar la verdad. Con eso de la estructura mensual, damos por hecho que en abril la situación no ha cambiado mucho para ninguno de ellos. Lo que nos deja a Gwen lidiando con la desaparición de su esposo.

 

Y es en este punto donde Hickman vuelve a remover el interior de su chistera para ofrecernos un relato que ahonda en cómo está construido este universo Ultimate. Ya lo hemos señalado en alguna ocasión, pero es curioso que sea esta serie y no la que compete a los Ultimate la que esté haciendo más por explicar el funcionamiento y los entresijos del mundo creado por el Hacedor. Pero así son las cosas, un Peter Parker rondando la cuarentena y que hace la guerra en solitario aporta más al contexto general que Tony Stark y el grupo de superhéroes que ha juntado para luchar contra el Reed Richards que ha manipulado los destinos de todos.

 

 

Para lo que nos ocupa, Hickman hace nuevamente uso de los flashbacks. Parte de la acción se enmarca en el mes de abril que nos toca, pero salpica dicha acción con episodios que se alejan varios -muchos- años atrás, pasando por su relación con su padre, George Stacy, cuando no era más que una niña, su incorporación a la familia Osborn (larga es la sombra de Norman) e, incluso, a otros mucho más recientes que reescriben parte de los acontecimientos que creíamos conocer… invitándonos -otra vez- a releer la serie para intentar descubrir pistas ocultas. La importancia que adquiere Gwen puede asemejarse a la que tuvo Valeria en Los 4F que escribió Hickman. O incluso en Mancha Solar o Pantera Negra en sus Vengadores. Cuando al guionista le encandila un personaje lo hace notar.

 

Algunas eran evidentes, también es verdad, y una parte de la gran revelación que tiene lugar en estas páginas la veníamos sospechando desde hacía tiempo. Pero, esa es la clave: una parte. Checchetto y Hickman proponen una revisión de Mysterio que lo aleja de su concepción clásica y lo convierte en algo completamente distinto. Ahí donde Kraven perdía estatus o Gata Negra parece haber cambiado de tez y poco más, Mysterio emerge como otra pequeña revolución en el imaginario arácnido.