Pues echamos un vistazo a lo que nos propone este Marvel Saga en tapa blanda con el que Panini Cómics hace aún más accesibles algunas de sus colecciones al público. El Asombroso Spiderman, cuya etapa de Straczynski fue recopilada en los cartoné de Marvel Saga, ahora obtiene una nueva vida en tapa blanda. Mismo contenido, diferente encuadernación y menor precio.

«Tal vez. Tal vez esa sí sea la pregunta«

El formato, a nuestros ojos, es una gozada. Pero vamos a lo que de verdad importa, al contenido de este Feliz cumpleaños. En cierta forma, aunque cuente con la presencia de Ezequiel yendo un poco de aquí para allá (pero sin mayor incidencia en el argumento), este tomo es una buena puerta de entrada para cualquiera. Y lo es por dos motivos.

El primero es porque nos encontramos ante un Peter que recién inicia una nueva etapa laboral. Cualquier momento de cambio es bueno para engancharse, pues son momentos en los que se van asentando nuevas dinámicas y entran personajes diferentes a los del reparto habitual. Aquí Peter vuelve al instituto, pero lo hace como profesor, de tal manera que, proponiéndoselo, puede marcar la diferencia pero ya no como Spiderman, sino como Peter Parker. Los relatos con nuestro trepamuros «de civil» son siempre muy agradecidos porque permiten que disfrutemos de su amplio y variado elenco de secundarios y son más proclives a la emoción y la humanidad de sus personajes. De esto vamos sobradísimos en este volumen.

¿Y el segundo? Nada menos que la celebración del número #500 de la edición USA. Un cumpleaños que Straczynski se toma muy en serio y para que el hace sendos regalos a Peter y a nosotros. El de nuestro protagonista no lo vamos a revelar, pero el nuestro es un número especial en el que, en compañía del siempre sacrificado Doctor Extraño, Spidey hace repaso de su trayectoria. De los buenos y malos momentos. Del precio que conlleva hacer lo correcto, pero también de la satisfacción de luchar por lo que está bien.

Aún con su desmedido sentido de la responsabilidad y su patológico afán de culpabilizarse por todo, es imposible no empatizar con Peter. Menos aún cuando se nos ofrecen relatos como este que apelan a su pura esencia, capaz de pasar de la tragedia más nefasta a esperanza y optimismos más diáfanos. En estas páginas vemos también la influencia que tiene en quienes le rodean. Rara vez vemos a un desconocido armarse de valor siguiendo el ejemplo de una Capitana Marvel o de un Iron Man, pero Spiderman -en la línea de otros personajes como Capitán América- es tremendamente cercano y desprende un aura especial. Es un símbolo, un ideal al que aspirar.